Redacción Ciencia, 6 ene (EFE) – El cerebro de los perros puede detectar el habla y mostrar diferentes patrones de actividad ante un idioma conocido y otro desconocido, según un estudio que publica hoy NeuroImage.
La investigación realizada por la Universidad Eötvös de Hungría es, según sus autores, la primera demostración de que un cerebro no humano puede diferenciar dos idiomas.
Los expertos tomaron imágenes cerebrales de dieciocho canes mientas escuchaban pasajes de “El principito” en español y húngaro, con lo que también vieron que cuanto mayor era el perro, mejor distinguía su cerebro entre la lengua conocida y la desconocida.
El origen de la investigación fue el perro Kun-kun, de la autora principal del estudio Laura Cuaya, que tras años viviendo en México, donde el animal solo había escuchado español, se trasladó a Hungría.
“Me pregunté si Kun-kun se había dado cuenta de que la gente de Budapest hablaba otro idioma”, pues se sabe que las personas, incluso los bebés preverbales notan la diferencia, indicó.
Un grupo de dieciocho perros, entre ellos el de la investigadora, fueron entrenados para permanecer inmóviles en un escáner cerebral donde escuchaban los fragmentos de lectura en los dos idiomas.
Todos los perros habían escuchado de sus dueños solo uno de los dos idiomas, por lo que pudieron comparar una lengua muy familiar con otra completamente desconocida.
Los patrones específicos del idioma se encontraron en una región del cerebro llamada córtex auditivo secundario, agrega el estudio.
«Cada idioma se caracteriza por una serie de regularidades auditivas. Nuestros hallazgos sugieren que, durante su vida con los humanos, los perros captan las regularidades auditivas del lenguaje al que están expuestos», explicó Raúl Hernández-Pérez, otros de los firmantes del estudio.
Saber que un cerebro no humano puede distinguir entre dos idiomas “es emocionante”, dijo, porque revela que la capacidad de aprender sobre las regularidades de un lenguaje no es exclusivamente humana, aunque aún no se sabe si es una especialidad de los perros o existe en otras especies.
Es posible, según otro de los autores Attila Andics, que “los cambios cerebrales producidos por las decenas de miles de años que los perros llevan conviviendo con los humanos los hayan convertido en mejores oyentes del lenguaje, pero no es necesariamente así”, por lo que aún habrá que averiguarlo.
Además de los fragmentos leídos de “El principito”, el equipo hizo escuchar a los animales versiones codificadas de esos mismos pasajes, las cuales suenan “completamente antinaturales”, dijo Hernández-Pérez, para comprobar si detectaban la diferencia entre el habla y el no habla.
Al comparar las respuestas cerebrales, los investigadores descubrieron patrones de actividad distintos en la corteza auditiva primaria de los perros, una distinción que se daba independientemente de si los estímulos procedían de la lengua familiar o de la desconocida.
«El cerebro de los perros, al igual que el de los humanos, puede distinguir entre el habla y el no habla. Pero el mecanismo que subyace a esta capacidad de detección del habla puede ser diferente al de la sensibilidad del habla en los humanos”, explicó.
Mientras que los cerebros humanos están “especialmente sintonizados con el habla”, el de los perros es posible que detecte «simplemente la naturalidad del sonido» .