Ciudad de Panamá, 4 de enero de 2022 (EFE) – Un nuevo estudio de los bosques de Panamá reduce la incertidumbre de los modelos matemáticos que predicen la liberación de dióxido de carbono como resultado de la deforestación, informó este martes el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI).
El estudio, dirigido por el STRI, destaca además «la asombrosa capacidad de los bosques jóvenes, en regeneración o secundarios para extraer este gas de efecto invernadero de la atmósfera».
«No es fácil saber cuánto la deforestación impacta el almacenamiento de carbono», y la planificación de escenarios permite a los tomadores de decisiones e investigadores lidiar con la incertidumbre al visualizar las distintas posibles vías de deforestación», indicó el ente científico con sede en Panamá.
En el estudio, los autores proponen tres escenarios de deforestación basados en tendencias recientes de deforestación, tasas calculadas en las décadas anteriores al 2000, y escenarios más esperanzadores en los que la deforestación se detiene por completo o incluso donde los bosques se regeneran en todo el terreno disponible.
Y para mejorar la precisión de sus predicciones, calcularon las tasas de deforestación y correlacionaron la cantidad de bosque perdido con características geográficas, basándose en un conjunto de mapas de la cubierta forestal existente en Panamá creado por la coautora del estudio, Kendra Walker.
Los investigadores usaron un mapa de densidad de carbono en todo Panamá producido con tecnología láser aerotransportada o LiDAR, que combinó un estudio sobre bosques secundarios – con más de 1.1 millones de mediciones de árboles – con estudios locales de reservas de carbono en raíces de árboles, suelo, lianas y residuos leñosos.
El análisis de Panamá central, aproximadamente una cuarta parte del país, describe visualmente el paisaje en el 2030 y 2050 bajo posibles escenarios de deforestación.
Así, descubrieron que con las tendencias actuales de deforestación, que son relativamente limitadas, Panamá central aún podría almacenar alrededor del 15 % de las metas nacionales de carbono para el año 2050.
Si la deforestación se detuviera por completo en Panamá central y se dejara que el bosque se regenerara naturalmente en todo el terreno disponible, esa área del país acumularía hasta el 56 % del objetivo nacional para el 2050″.
En contraste, frente a una tasa de deforestación acelerada, que regresara a los niveles previos al milenio, Panamá central perdería casi la mitad de sus bosques y hasta el 25 % de su línea base de carbono para el 2050.
«Panamá ha hecho avances para calcular tanto el potencial de secuestro de carbono en sus bosques como las emisiones debidas a la pérdida de bosques», comentó el autor principal y científico de STRI, Jefferson Hall.
«Los escenarios pueden ayudar a los tomadores de decisiones a anticipar mejor las posibles consecuencias de conjuntos alternativos de decisiones de uso de la tierra, que tienen un impacto significativo en la estrategia de mitigación climática de Panamá», añadió.
En el estudio participaron científicos de Harvard Forest, la Universidad Estatal de Arizona y la Universidad de California en Santa Bárbara en Estados Unidos, la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda y Yale NUS en Singapur, y contó con el respaldo de Lloyds Tercentenary Research Fundación.
Panamá es uno de los únicos tres países del mundo, junto a Bután y Surinam, que tiene la clasificación de «carbono negativo», es decir que absorben más gases de efecto invernadero (GEI) de los que emiten por las actividades humanas.
Esto se debe a que en Panamá, el 65.4 % del territorio está conformado por bosques y otras tierras boscosas, el 32.5 % pertenece a otras tierras y 2.1 % a cuerpos de aguas continentales» según un informe de 2019 de la Dirección de Información Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente del país centroamericano.