San Juan, 4 de enero de 2022 (EFE) – La explosión de casos de covid-19 en Puerto Rico ha llevado al Gobierno a imponer a partir de este martes y hasta el 18 de enero la ley seca y el cierre de comercios nocturno, entre otras restricciones que entran en vigor para disgusto de los empresarios.
La medida prohíbe la venta de alcohol y la apertura de los negocios que atienden público desde las 12 de la medianoche hasta las 5:00 de la mañana, y forma parte de la nueva Orden Ejecutiva 2021-086, firmada por el gobernador Pedro Pierluisi.
Dichas prohibiciones, que tratan de contener las cifras récord de contagios en la isla debido a la variante ómicron, han provocado el enfado de administradores de pequeños establecimientos dedicados a la venta de comida y/o bebidas y cuyos horarios se extienden tras la medianoche.
«CULPABLES» LOS NEGOCIOS NOCTURNOS
Uno de estos empresarios es Iván Villahermosa, administrador de los negocios Casa Cataño y AquíCBB, quien en entrevista con Efe criticó la nueva orden ejecutiva por señalar a los restaurantes y barras como los presuntos lugares donde más se contagian las personas.
«Todo lo que sea por el bien del pueblo, yo estoy de acuerdo. Lo que pasa es que siempre estamos dividiendo y penalizando a los restaurantes o barras», sostuvo Villahermosa en entrevista con Efe en el paseo marítimo de Cataño, municipio vecino a San Juan.
Villahermosa explicó que Casa Cataño no se afectará por la nueva orden ejecutiva, pero sí AquíCBB, donde el horario de cierre es a las 2 de la mañana.
Por ello, tendrá que reducir sus operaciones dos horas, provocándo miles de dólares en pérdidas.
La nueva orden ejecutiva prohíbe también toda actividad multitudinaria de más de 250 personas, ya sea en el interior o en el exterior de cualquier instalación, pero no menciona a los centros comerciales o las grandes superficies, donde se aglomeran hasta miles de compradores al mismo tiempo todos los días.
DISCRIMINACIÓN ENTRE LOCALES
«Entonces, ¿allá no se pega y aquí sí? Por eso es que muchos de nosotros nos molestamos. Tenemos que ser justos unos con los otros», denunció Villahermosa.
Ante toda la situación, el empresario propuso que cada alcalde de los 78 municipios de Puerto Rico tenga sus propias ordenanzas y restricciones para paliar los contagios de covid-19 en la isla, donde este martes la tasa de positividad alcanzó el 33.18 %.
Según los datos del Departamento de Salud, en las últimas 24 horas se han contabilizado más de 8,700 contagios, entre casos confirmados con prueba molecular y probables con antígenos, y cuatro defunciones.
Por su parte, José Lomba, uno de los tres propietarios del negocio Pinchoneo en Guaynabo, otro municipio aledaño a San Juan, aseguró a Efe que «el Gobierno siempre hace cosas para afectar a los pequeños comercios y deja a los grandes libre».
«Yo no creo en cerrar, pero sí en cuidarse y vacunarse. Si crees que el covid se pega de madrugada, pues todo el mundo para la casa a esa hora», sostuvo el empresario y promotor de eventos.
CERRAR O SER MULTADO
Lomba explicó que Pinchoneo no tiene un horario de clausura, por lo que en ocasiones continúa operando hasta las 4 de la madrugada, pero que ahora con la nueva orden ejecutiva estará obligado a cerrar y a informarle a sus comensales que tienen que irse.
«Ahora a las 11 tengo que botar a la gente, y a las 12 ya tienes que limpiar todo, porque sino Hacienda y Salud llegan y verifican que no hayan comensales en el negocio o te multa», dijo.
Lomba, a su vez, sostuvo que el negocio perderá un estimado de un 20 % por causa de la nueva orden ejecutiva.
Esta ordenanza no es la única que ha entrado en vigor en la última semana, cuando se han impuesto restricciones al aforo en los locales y se ha exigido para los eventos prueba negativa, además de evidencia de vacunación.
El gobernador ha aprobado una batería de medidas, entre las que destaca la obligatoriedad de la dosis de refuerzo de la vacuna contra el covid-19 para todo el personal sanitario, los profesores, los policías y los trabajadores de restaurantes y supermercados, entre otros.