Nueva York (EFE) – El béisbol puertorriqueño y latinoamericano se vestirá de gala nuevamente este domingo cuando el exbateador designado Edgar Martínez entre a formar parte de las leyendas de todos los tiempos al ser introducido al Salón de la Fama junto con el panameño Mariano Rivera.
Martínez, ejemplo dentro y fuera del diamante, quien tuvo el honor de ver jugar de pequeño el legendario Roberto Clemente, dentro de unos días estará en el mismo recinto sagrado del béisbol mundial y será el quinto boricua que lo consigue.
Anteriormente, lo hicieron Clemente, Orlando ‘Peruchín’ Cepeda, Roberto Alomar e Iván ‘Pudge’ Rodríguez, todos ellos con una placa en el Salón de la Fama.
Algo que para Martínez significa «mucho» por todo lo que representa para su persona, pero especialmente de cara a la realidad que vive su país.
«En Puerto Rico hemos pasado algunos tiempos difíciles con el Huracán María. Sé que la gente de Puerto Rico está orgullosa de sus atletas y sus logros», destacó Martínez en conferencia de prensa.
Martínez, firmado por los Marineros en 1982 como una promesa de mediano nivel, jamás pudo haberse imaginado en Cooperstown cuando empezó su carrera profesional.
«Cuando vine a los Estados Unidos, sabía unas pocas palabras en inglés. Es increíble cómo pasa el tiempo. Ahora voy al Salón de la Fama y voy a estar dando un discurso en inglés. Si me hubieras preguntado sobre eso hace 30 años, hubiera dicho que jamás pasaría. Es asombroso», reconoció Martínez.
Primo del también ex ligas mayores Carmelo Martínez, quien fue su compañero en el legendario ‘Dream Team’ de Puerto Rico en la Serie del Caribe de 1995, Edgar fue parte de algunos de los equipos más queridos de los Marineros junto a figuras como los Salón de la Fama Ken Griffey Jr. y Randy Johnson, además del dominicano Alex Rodríguez y Jay Buhner.
El batazo más famoso de Martínez, un doble en entradas extras para dejar en el terreno a los Yanquis de Nueva York en el decisivo Juego 5 de la Serie Divisional de la Liga Americana de 1995, es probablemente el momento más célebre en la historia de la franquicia de Seattle.
En dicha serie, Martínez bateó de 21-12 con dos cuadrangulares y tres dobles.
Se espera una gran presencia de parte de los seguidores de los Marineros en Cooperstown este fin de semana. Además de Martínez, elegido en el 2018-19 en su último año en la boleta de la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica (BBWAA), serán exaltados Rivera, Mike Mussina, Lee Smith, Harold Baines y Roy Halladay (de manera póstuma).
«Estoy honrado de ver el apoyo que me han dado (los seguidores de Seattle) a través de los años», destacó Martínez, quien sigue perteneciendo a la organización de los Marineros y con un hogar en Seattle. «Creo que ellos jugaron un gran rol en ayudarme a llegar hasta el Salón de la Fama».
Martínez explica que los Marineros fueron bien activos (en campañas a su favor) en las redes sociales.
«Recibí mucho apoyo, así que es un honor para mí ingresar como Marinero para los seguidores de Seattle. Han sido increíbles conmigo durante toda mi carrera».
Mientras que Martínez deja huella en la historia del deporte puertorriqueño con su exaltación al Salón.
«Espero que la gente vea mi ejemplo, dónde me crié, de dónde vengo y lo que he podido lograr», subrayó Martínez. «Que sea motivación para que los jóvenes persigan sus sueños y para que crean que pueden lograr cosas grandes».
Martínez lo hizo como lo demuestra su palmarés profesional que lo dejó con grandes marcas individuales y de equipo.
En una carrera de 18 años en Grandes Ligas, todos con los Marineros, el tercera base/bateador designado produjo una línea ofensiva de por vida de .312/.418/.515, con 514 dobles, 309 cuadrangulares y 1,261 impulsadas.
Ganó dos títulos de bateo (1992 y 1995) y, en una era en que porcentaje de embasarse no se valoraba entre los aficionados como ahora, fue líder de dicho departamento en tres ocasiones gracias en gran parte a un buen ojo en el plato que le valió un total de 1,283 bases por bolas en 8,674 visitas al plato a nivel de las Mayores.