San Juan, 8 de diciembre de 2021 (EFE) – El puertorriqueño Marcos Berríos, uno de los diez candidatos a astronauta seleccionados por la NASA, sueña con contribuir al desarrollo de los vehículos nuevos que se están construyendo para viajar al espacio y con pisar él mismo la Luna.
«A mí me encantaría primero que nada poder contribuir, usando mi experiencia como ingeniero y piloto de prueba, al desarrollo de los vehículos nuevos que se están construyendo ahora y que muchos de ellos sí nos van a llevar hacia la Luna», aseguró Berríos en entrevista con Efe.
Según el ingeniero aeroespacial y mayor de la Fuerza Aérea de EE.UU., hay «varias similitudes entre un helicóptero y el vehículo que van a usar para aterrizar en la Luna» y sus conocimientos pueden aportar al proceso.
LA LUNA Y MARTE EN EL OBJETIVO
La NASA busca desarrollar y probar un módulo de aterrizaje lunar humano moderno para los astronautas que regresen a la Luna por primera vez en más de 50 años y está previsto que eso ocurra en 2025.
La agencia también se prepara para traer muestras de Marte, después de que el rover Perseverance perforara la superficie marciana para encapsular una muestra de roca con el fin de ser devuelta a la Tierra por una futura nave espacial.
«Ya vemos que se está formando parte de la visión de regresar a la Luna y luego a Marte y te digo que se siente la emoción, simplemente estando aquí se siente la emoción», dijo Berríos, de 37 años.
«Sabemos que poco a poco, paso a paso, vamos a regresar a la Luna en 2025 y en los años que siguen vamos a regresar y nos vamos a quedar, y al mismo tiempo estamos ya empezando actividades en Marte para poder usar lo que aprendemos en la Luna para llegar a Marte», explicó.
Preguntado por si su sueño es ir a la Luna, el puertorriqueño no lo dudó: «Te estaría mintiendo si te digo que no, pero todavía me quedan dos años de entrenamiento, así que no me quiero adelantar pero de seguro me encantaría», subrayó con una sonrisa.
UN HONOR SERVIR EN LA NASA
Berríos, con estudios en ingeniería mecánica, aeronáutica y astronáutica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Stanford, ha sido elegido esta semana entre más de 12,000 solicitantes para integrar la generación Artemis, la cohorte de candidatos a astronauta de la NASA de 2021.
«Me siento súper orgulloso, estoy bien emocionado y verdaderamente es un honor poder servir y formar parte del equipo de la NASA y contribuir a su misión», afirmó el ingeniero sobre su elección.
Criado en Guaynabo, municipio vecino a San Juan, desde niño quiso ser astronauta, aunque los motivos para dedicarse a esta profesión han cambiado y evolucionado con el tiempo.
«Cuando chiquito me inspiraban las fotos de las estrellas, de los planetas y de las diferentes galaxias. Yo quería viajar hacia esos lugares y entonces yo pensaba que eso hacían los astronautas, viajar al universo», rememoró.
Con 37 años y una carrera en ingeniería aeroespacial y como piloto de helicóptero y de prueba, sigue queriendo «formar parte de la misión del vuelo espacial humano».
Para ello, su objetivo es contribuir a las nuevas naves espaciales desarrollados por la NASA junto a otras compañías como SpaceX, entre los que destacan Crew Dragon, Orion y Starship.
EE.UU., AFGANISTÁN Y AHORA EL ESPACIO
Para llegar tan lejos, Berríos reconoce que tuvo que «estudiar mucho» y que formarse en MIT fue «difícil», pero que para lograrlo fue de gran ayuda el proyecto de olimpiadas de matemáticas de Puerto Rico.
«Me creó una disciplina académica en la cual si me daban cinco o seis horas para resolver un problema pues me encantaba y esa misma actitud la llevé en la universidad», señaló.
Además de acabar con un doctorado en aeronáutica y astronáutica de la Universidad de Stanford, Berríos ha acumulado más de 110 misiones de combate y rescate, en destinos tan complicados como Afganistán, así como 1,300 horas de vuelo a bordo de más de una veintena de aeronaves diferentes.
«Para mí ser piloto de rescate es algo que no cambiaría jamás, poder rescatar a alguien que tiene una familia y que está… se me hace difícil describir la emoción que me da cuando pienso en las misiones que he volado», concluyó sin entrar en detalles al tratarse de información sensible.
A partir del próximo enero, tiene por delante dos años de entrenamiento en la NASA en operación y mantenimiento de los sistemas de la estación espacial, formación para caminatas espaciales y desarrollo de habilidades robóticas complejas, entre otras.
«Tenemos dos años yo creo que difíciles, pero lo bueno es que somos diez y, entre los diez, tenemos a doctores, ingenieros y pilotos. Cada uno tiene una experiencia que juntos vamos a poder lograr lo que viene», dijo con convicción sobre la generación Artemis.