Los Ángeles (EE.UU.), 28 nov (EFE) – La Conferencia Oeste tiene un dueño ahora mismo que se llama Stephen Curry, quien este domingo asaltó la cancha de Los Angeles Clippers (90-105) para consolidar a los Golden State Warriors como el equipo con el mejor balance de la NBA (18-2).
Curry logró 33 puntos (7 de 13 en triples), 6 asistencias, 5 rebotes y 6 robos, y anuló a los Clippers con una segunda mitad fabulosa en la que dejó claro por qué es uno de los tiradores más brillantes de la historia de la liga.
Los Warriors tenían una salida complicada en el Oeste ante los siempre correosos Clippers, pero solventaron un partido enrevesado con solidez, paciencia y los destellos de genialidad de Curry.
Otto Porter Jr. (18 puntos y 10 rebotes) y Jordan Poole (17 puntos) destacaron también en el conjunto de Steve Kerr.
Por parte de los Clippers (11-9), Paul George (30 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias) fue el referente indiscutible en un encuentro en el que echaron de menos a Reggie Jackson (0 puntos con 0 de 5 en tiros).
Los angelinos perdieron 24 balones y solo encestaron 9 de sus 28 intentos de tres.
El español Serge Ibaka sumó 2 puntos y 3 rebotes en 9 minutos para los Clippers mientras que el mexicano Juan Toscano-Anderson aportó 4 puntos y 2 asistencias para los Warriors en 22 minutos.
Pese a las ausencias de los lesionados Kawhi Leonard y Klay Thompson, el partido se vivió con la energía de los días grandes, en un horario inusual por el NBA Sundays (al mediodía para que se puedan ver en Europa sin trasnochar), en el domingo del puente de Acción de Gracias y con una gran presencia de aficionados de los Warriors para disfrutar en Los Ángeles este derbi californiano.
SIN ACIERTO
No entraron con buen pie ninguno de los dos equipos, ya que en un inicio muy desaliñado y torpe acumularon 7 pérdidas de balón entre ambos en algo más de cinco minutos (10-11 con 6.52 por jugarse).
Los Clippers intentaron hacerse fuertes en el juego interior y el rebote con Ivica Zubac y el refuerzo desde el banquillo de Serge Ibaka.
Pero fue la versatilidad de Marcus Morris, con 9 puntos en el cuarto inicial, la que sitúo a los locales por delante (24-20).
La defensa de los Clippers se había impuesto al ciclón ofensivo de los Warriors y los visitantes seguían sin encontrar vías claras de ataque con un Stephen Curry intermitente (27-23 con 9.53 para el descanso).
El ritmo entrecortado y pesado del duelo parecía propicio para los angelinos, que sin embargo no lograban despegar por culpa de sus errores y pese a que Paul George empezaba a despuntar.
Ahí vieron su oportunidad los de San Francisco, que con Andrew Wiggins y Otto Porter Jr. escoltando a Curry se fueron al vestuario con una tímida ventaja y poco de lo que presumir (42-44).
La primera mitad no fue un prodigio de acierto.
Los Clippers solo anotaron 3 de 14 triples y perdieron 12 balones en tanto que los Warriors tampoco deslumbraron en el tiro (Curry metió solo 4 de 11).
HASTA QUE QUISO CURRY
Si hubo reprimenda en el vestuario no se notó demasiado puesto que Tyronn Lue tardó menos de dos minutos en pedir tiempo muerto después de que sus Clippers sumaran tres balones más perdidos (44-48 a falta de 10.18).
En ese momento Curry cambió el partido.
Primero dio una preciosa asistencia por la espalda para Draymond Green, luego conectó un triple lejanísimo y después remató su tramo de fantasía con una bandeja al contraataque tras su sexto robo de la noche (44-55 con 8.01 en el reloj).
Después de un preocupante 2-11, los Clippers se rehicieron con un parcial 12-1 de trabajo colectivo bajo la batuta de Eric Bledsoe (54-56 a falta de 5.48).
Ese meritorio esfuerzo continuó durante los minutos de descanso de Curry en el banquillo y con George exhibiendo mucha clase en la media distancia.
Pero un Jordan Poole exquisito, con cuatro triples prácticamente seguidos, solidificó la ventaja de los visitantes tras un tercer cuarto mucho más divertido y emocionante que los dos anteriores (68-75).
En el tercer parcial los árbitros reclamaron su parte de protagonismo con tres técnicas, algunas de ellas discutibles.
Pero la técnica más importante fue la que le pitaron a Curry en el último cuarto tras una penetración a canasta del base que interrumpió Terance Mann con contundencia y que la estrella de los Warriors protestó con muchísima rabia.
Ese cabreo le podría haber sacado del partido, pero Curry canalizó ese enorme enfado con una precisión letal para meter tres triples seguidos -incluido uno increíble con dos jugadores rivales sobre él- que dispararon definitivamente a los Warriors (77-95 a falta de 5.21).
George fue el último héroe de la resistencia local, pero los visitantes superaron los 20 puntos de ventaja y vieron cómo los fans de los Warriors en el Staples Center despedían a Curry con cánticos de MVP.