Naciones Unidas (EFEUSA) – La ONU advirtió este martes que la respuesta internacional para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2030 no está siendo «lo suficientemente ambiciosa» y destacó que queda mucho por hacer para revertir el cambio climático y reducir las desigualdades.
La advertencia la hizo en un informe presentado hoy en la inauguración del Foro Político de Alto Nivel de la ONU, donde unos 2.000 participantes abordarán hasta el próximo 18 de julio en Nueva York los avances y los retos para lograr los 17 objetivos que el organismo internacional se marcó en 2015.
«El reloj para tomar acciones decisivas está sonando. Este informe anima a todos los Gobiernos a aumentar los esfuerzos para la aplicación» de las medidas necesarias, dijo el secretario general adjunto de Asuntos Económicos y Sociales, Liu Zhenmin, durante la presentación del texto ante los medios de información.
Por su parte, en un comunicado, el secretario general de la ONU, António Guterres dijo: «Es evidente que se necesita una respuesta mucho más profunda, rápida y ambiciosa para generar la transformación social y económica necesaria para alcanzar nuestros objetivos para el año 2030», aseguró.
El texto destaca los progresos en algunas áreas como la reducción de la extrema pobreza, el aumento de la inmunización, el descenso de la mortalidad infantil o el acceso a la electricidad, pero incide en varios puntos, como el cambio climático y las desigualdades dentro y entre países, que «requieren atención urgente y un progreso más rápido».
Para Liu, «el cambio climático continúa siendo el mayor obstáculo para nuestra prosperidad compartida», ya que tiene consecuencias directas sobre otros objetivos como la agricultura o la reducción del hambre.
De este modo señaló de que si sigue aumentando la acidificación de los océanos, la erosión de las costas, las condiciones meteorológicas extremas, los desastres naturales, la degradación de los suelos o el colapso de los ecosistemas, «los efectos combinados serán catastróficos e irreversibles».
El informe detalla que 2018 ha sido el cuarto año más caluroso desde que existen registros, que los niveles de concentración de dióxido de carbono han aumentado y que la acidez de los océanos es un 26% mayor que en la era preindustrial.
Guterres quiso destacar los avances en la protección del medio ambiente y recordó que desde 2010 se han duplicado las zonas marinas protegidas o las acciones concertadas contra la pesca ilegal, más allá del hito histórico del Acuerdo del París sobre el cambio climático de 2016, rubricado por cerca de 150 países. Lo que, según él, «genera gran optimismo para la próxima década».
Sin embargo, hizo hincapié en que «a pesar de este progreso, este informe identifica muchas áreas que necesitan una atención colectiva urgente».
La ONU se reúne anualmente para valorar los pasos y los obstáculos en el camino hacia los objetivos para alcanzar un desarrollo sostenible en 2030.
En el encuentro de este año, celebrado bajo el lema «Empoderar a la gente y garantizar la inclusión y la igualdad», se ha hecho énfasis en seis de ellos: Educación de calidad, trabajo decente y crecimiento económico, reducción de la desigualdad, acción por el clima, paz, justicia e instituciones sólidas, y alianzas para lograr objetivos.
Aunque el informe muestra una disminución «considerable» de la pobreza extrema, que la tasa de mortalidad de niños menores de 5 años se ha reducido en un 49% o que entre los años 2000 y 2017 las vacunaciones han salvado millones de vidas, la incidencia de estos problemas se registra en las regiones más pobres, Liu advirtió de que «mucha gente está siendo dejada atrás» y que el mundo continúa siendo «muy desigual».
Así, el texto explica que tres cuartas partes de los niños con retraso de crecimiento viven en Asia meridional y África subsahariana y que las personas que viven en estados vulnerables tienen un riesgo dos veces mayor de carecer de saneamiento básico y aproximadamente cuatro veces mayor de no tener acceso a servicios básicos de agua potable.
La ONU también centra su atención en que las mujeres y las niñas «realizan una parte desproporcionada del trabajo doméstico no remunerado y no cuentan con autonomía en la toma de decisiones».
El documento incide, además, en que la lucha contra el cambio climático puede favorecer la reducción de la pobreza y las desigualdades.
En este sentido, Liu apuntó, entre otras cosas, que promover el cambio hacia una energía no contaminante revertirá la deforestación y que la agricultura sostenible puede ayudar «a reducir tanto el hambre como la pobreza, ya que cerca del 80% de las personas que son extremadamente pobres viven en zonas rurales».