Bruselas, 26 de octubre de 2021 (EFE) – La lucha contra el cambio climático ha pasado en apenas cuarenta años de la marginalidad con aroma hippie a instalarse en el corazón del poder e irrumpir en las agendas de los gobiernos, las empresas e instituciones financieras, los medios de comunicación e incluso las organizaciones militares.
En los próximos días la atención mundial se desviará hacia la ciudad británica de Glasgow, donde la comunidad internacional se propone intensificar los esfuerzos por limitar la subida de las temperaturas en el planeta en la cumbre COP26.
Pero ni el célebre medioambientalista y marinero francés Jacques Cousteau, por ejemplo, creía en la gravedad del cambio climático en 1979, cuando en un plató de televisión rechazaba la gravedad de la creciente concentración de CO2 en la atmósfera sobre la que alertaba el vulcanólogo Haroun Tazieff, asumiendo que lo absorberían bosques y océanos.
En poco tiempo todo ha cambiado y estas son las fechas y los rostros que han contribuido a generar esa creciente concienciación:
SIGLO XIX
En 1824, el físico francés Joseph Fourier se convirtió en el primer científico en describir el «efecto invernadero» y en 1889, el químico sueco Svante August Arrhenius, considerado un visionario y posteriormente galardonado con el Premio Nobel de Química, fue el primero en alertar sobre la influencia dióxido de carbono en el aire.
AÑOS SETENTA
Al calor del movimiento hippie y la contracultura, en los años setenta empiezan a surgir las primeras organizaciones ecologistas que, décadas después, se han convertido en gigantes influyentes, como WWF, Amigos de la Tierra o Greenpeace.
Son los años en los que se acuña el término «calentamiento global» y, aunque no era todavía una prioridad y en el ecologismo se imponían aspectos más generales como el pacifismo, la sostenibilidad o la protección del medioambiente, esas organizaciones pusieron la semilla del creciente activismo climático.
Su empuje coincide con la celebración en 1972 en Estocolmo de la que se conoce como la Primera Cumbre de la Tierra de la ONU, de la que sale una declaración de principios para la conservación de la naturaleza.
CREACIÓN DEL IPCC
Entre la década de los ochenta, los Estados Unidos de Ronald Regan y el Reino Unido de Margaret Tatcher asumen en sus agendas que el calentamiento global es una amenaza para el planeta.
En 1988, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ambas dependientes de Naciones Unidas, crearon el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Desde 1990, el IPPC elabora informes que integran el conocimiento científico disponible sobre el cambio climático, sus causas y sus repercusiones.
Ese grupo estima que las actividades humanas han provocado un aumento global de las temperaturas de 0,8 y 1,2 grados centígrados respecto a los valores preindustriales y, en su último informe, subraya que el cambio climático está acelerándose.
CUMBRE DE RÍO
En 1992 se celebra en Río de Janeiro una nueva Cumbre de la Tierra, a cita volcada en la cooperación internacional en materia de desarrollo y medioambiente en la que se abre la firma de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que al final de ese año habrían suscrito 158 Estados.
Poco a poco, el término «calentamiento global» va sustituyéndose por el de «cambio climático», más amplio, y las fuentes de energía renovable empiezan a abrirse camino en un mundo dominado por los hidrocarburos.
PROTOCOLO DE KIOTO
La cumbre de 1997 marcó un punto de inflexión en la respuesta global al cambio climático, pues en ella se creó el llamado Protocolo de Kioto, que entró en vigor en 2005 con el objetivo de reducir las emisiones totales de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero de los países industrializados en al menos un 5 % respecto de los niveles de 1990.
DECLARACIÓN DE COPENHAGUE
La cumbre de 2009 en la capital de Dinamarca, la COP15, supuso una gran decepción en la lucha climática. Pese a que el tejido económico había iniciado ya el lento camino de la transición, la cita no dio continuidad al Protocolo de Kioto y se saldó con una declaración política no vinculante firmada por Estados Unidos, Sudáfrica, China, India y Brasil, a la que posteriormente se adhirió la Unión Europea.
ACUERDO DE PARÍS
La COP21 de París marcó un antes y un después en la lucha contra el cambio climático. En esa reunión, la más ambiciosa hasta la fecha, las 196 partes participantes se comprometieron a limitar el aumento de las temperaturas a mitad de siglo muy por debajo de los 2 °C respecto a los valores preindustriales y preferiblemente mantenerlo en 1,5 °C.
El acuerdo es una clara señal para inversores y empresas sobre la orientación política que está adquiriendo la comunicad internacional.
GLASGOW
La COP26 -que no pudo celebrarse en 2020 por culpa de la pandemia de coronavirus- debe de servir para evaluar los progresos, reforzar los esfuerzos y fijar una senda de revisión de los objetivos marcados en París, así como acelerar las trasferencias financieras para ayudar a los países en desarrollo en la energética.
Con un contexto de emisiones de CO2 al alza y una aceleración del cambio climático constatada por el IPCC, un fracaso en esa reunión supondría condenar a la humanidad a un «futuro infernal», según el secretario general de la ONU, António Guterres.