Madrid, 21 de octubre de 2021 (EFE) – La exploradora, Alexandra Cousteau, nieta del oceanógrafo Jacques Cousteau, ha anunciado la creación del «Instituto para la abundancia del océano», dirigido por el oceanógrafo español, Carlos Duarte, que elaborará «una hoja de ruta» que contribuya a «alcanzar la abundancia de los océanos para 2050».
Así lo ha comunicado este jueves durante el segundo día de las Jornadas de Sostenibilidad 2021 del grupo Red Eléctrica de España (REE), en un vídeo previamente grabado, en el que ha detallado que la institución reunirá «una red global de científicos» que buscarán soluciones para atajar la crisis de biodiversidad que sufren actualmente los océanos.
Hablar de conservar los océanos «no es suficiente», ha explicado la defensora del agua y el océano, detallando que ya han desaparecido «el 50 % de las especies».
Para «reconstruir la biodiversidad», ha avisado de la necesidad de actuar «ahora y con urgencia», puesto que «los científicos estiman que nos quedan unos diez años para evitar la pérdida del 60 % de la biodiversidad marina», momento en el que se alcanzaría «un punto sin retorno».
Con el fin de darle la vuelta a esta situación, la asociación ‘Océanos 2050’ que preside y de la que es cofundadora está realizando varios proyectos relacionados con las granjas de algas marinas, cuyos resultados «saldrán al mercado» en los próximos meses.
«Estudiamos cómo las granjas de algas secuestran o capturan el carbono en los sedimentos que hay debajo de la granja», ha explicado, una labor fundamental para atajar «la pérdida de oxígeno, el incremento de las temperaturas o la acidificación de los océanos».
Sin embargo, ha criticado que Europa y América del Norte apenas representen el 1 % de los 2000 kilómetros cuadrados de cultivos de algas que existen hoy en día, en comparación con el 95 % que se explota en países asiáticos.
Esta falta de equilibrio la ha atribuido a que Occidente lo considera «una tecnología de pobres que no merece ser promocionada por los gobiernos», y en su lugar ha abogado por crear «un protocolo internacional» que permita extender esta fuente de «carbono azul» por todo el planeta.
Como muestra de que es posible alcanzar este consenso y «establecer una visión común», ha puesto como ejemplo el Tratado Antártico, firmado en 1959 en Washington, y que fue responsable de la protección medioambiental de la Antártida y de la conservación de la vida marina en su océano.
Alexandra Cousteau también ha puesto en evidencia el momento «afortunado» que atraviesa el movimiento ecologista actual, que gracias a las herramientas digitales tienen la capacidad de organizarse «de una forma que antes era imposible», y disponen de una tecnología innovadora que permitirá «reconstruir los arrecifes de coral con impresoras 3D», contribuyendo a la recuperación de los océanos.