Glasgow, 13 de octubre de 2021 (EFE) – La ciudad escocesa de Glasgow se encuentra acuciada por una «crisis de basuras”, que el Ayuntamiento niega pese a las denuncias de vecinos y sindicatos, a menos de tres semanas de recibir a los principales líderes mundiales en la cumbre del clima COP26.
“Glasgow está en medio de una crisis de basuras y desafortunadamente no creo que la ciudad esté preparada para albergar ningún tipo de conferencia”, afirmó a EFE el representante del sindicato GMB en los servicios municipales de limpieza de Glasgow, Chris Mitchell.
El problema ha sido denunciado repetidamente en los medios locales de Glasgow, la ciudad más grande de Escocia (635,640 habitantes), que han recogido en imágenes el deterioro de los residuos según se aproxima la COP26.
Un problema de “años de falta de fondos” y “gran austeridad” ha dejado a “la ciudad sin la capacidad de hacer frente a sus residuos”, explicó por su lado Sean Baillie, coordinador general en Escocia del mismo sindicato, que representa a los servicios de limpieza dentro del consistorio.
Un portavoz del ayuntamiento, gobernado por el independentista Partido Nacional Escocés (SNP), defendió en declaraciones a EFE que se ha «protegido» el sistema de recogida de basuras y que, como prueba de ello, en los presupuestos municipales para este año se destinan 18 millones de libras ($14 millones) a la limpieza urbana, o “dos veces la media nacional”.
Además, señaló que en los últimos dos meses un total de 19 millones de contenedores fueron recogidos de las calles, sin que no se notificase ninguna incidencia «en el 99.85 % de los casos», lo que calificó de «pequeña fracción».
El consistorio y los sindicatos se han enzarzado en una guerra de acusaciones en la que los primeros acusan a los representantes de los trabajadores de «arruinar» la reputación de la ciudad, mientras que los segundos insisten en que las inversiones «no se ven reflejadas en la práctica».
UNA CIUDAD DESIGUAL
El conflicto sobre las basuras no es más que otro reflejo de una ciudad con grandes desigualdades, como la que le lleva a presentar las mayores tasas de pobreza infantil de Escocia (un 32.2 %).
“Los líderes que acudan a Glasgow verán una ciudad totalmente diferente de aquellos que viven aquí”, a juicio de Baillie. Por ejemplo, los más de 20,000 delegados acreditados para la COP26 disfrutarán de un perímetro de seguridad, además de transporte público gratuito.
Elli Harrison, activista de la ONG «Free Our City», lleva años haciendo campaña para que los vecinos de Glasgow tengan acceso también a una tarjeta única para “utilizar en autobuses, trenes y el metro”.
Glasgow y su región dan trabajo a 855,000 personas, especialmente en los sectores de servicios, manufacturación y construcción, y aporta el 26 % al Producto Interior Bruto de Escocia, además de ser la cuarta región más productiva del Reino Unido.
Pese a ello, la zona metropolitana de Glasgow está “polarizada” porque “se ha invertido mucho dinero en el centro en los últimos 20-30 años (…) mientras que mucha gente vive en las afueras en vivienda social”, explicó Harrison.
“Albergar la COP26 aquí es una mano de pintura por parte del Ayuntamiento”, considera Ryan, un joven glasgüense, para quien se está tratando de “esconder el hecho de que nos enfrentamos a nuestras propias crisis».
«Necesitamos considerar nuestra propia ciudad antes”, añade el joven.
Para Emma, otra vecina de la ciudad, la cumbre del clima «tiene que cambiar algo”, ya que “no podemos permitirnos no cambiar la forma en la que vivimos y trabajamos”.