San Juan, 8 de octubre de 2021 (EFE) – El gran canciller del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II, monseñor Vincenzo Paglia, visitará a la Diócesis de Arecibo el 13 de octubre para reconocer el Instituto San José, dedicado al matrimonio y a la familia puertorriqueña.
Según explicó el obispo de Arecibo, Daniel Fernández, el Instituto San José constituirá, dentro de las instituciones eclesiásticas, «un centro académico de referencia, al servicio de misión de la Iglesia universal, en el campo de la teología, la pastoral y las ciencias relativas al matrimonio y la familia y con respecto a cuestiones relacionadas con la alianza fundamental del hombre y la mujer al cuidado de la generación y la creación».
En esta misma línea, Fernández dijo que el instituto «se propone ser una herramienta eclesial que pueda volver a arrojar luz sobre la naturaleza y misión de la familia, según el plan de Dios».
«Esto, frente a los altos índices de divorcios, la imposición de la ideología de género, la normalización de la compra-venta de gametos de personas anónimas para procrear hijos sin padre o madre conocido, la disminución de la tasa de natalidad y la división de las familias ante los procesos migratorios y la crisis económica», detalló Fernández.
«El país se está quedando sin familias y sin niños. Nuestros niños y jóvenes carecen en la inmensa mayoría de los casos de una referencia a una familia, donde puedan ver reflejada la imagen de Dios», lamentó el obispo católico.
El Instituto San José se inauguró originalmente en el año 2019, desde un principio teniendo como referencia al Pontificio Instituto San Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia en Roma.
Actualmente, el Instituto San José ofrece cursos, talleres, seminarios y actividades de formación en modalidad presencial y virtual, sobre temas relacionados al matrimonio y a la familia.
«No hay duda que al demonio no le gustó que se hable de la familia, que se defienda la familia, porque de esa manera se está defendiendo una imagen de Dios en el mundo», indicó Fernández.
«El matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano».