Estambul, 11 sep (EFE) – Unas veinte mil personas mostraron este sábado su escepticismo ante la pandemia del coronavirus y criticaron las vacunas, cuando en Turquía preocupa que no se haya inmunizado todavía ni a la mitad de la población.
El encuentro, llamado «El gran despertar», tuvo lugar en una esplanada rodeada por una valla y con gran presencia policial, que exigía a los asistentes el uso de mascarillas y respetar la distancia social, aunque una vez dentro del área ningún asistente la llevaba puesta.
Según una ordenanza del Gobierno es obligatorio presentar un test PCR negativo para asistir a este tipo de actos en el caso de no estar vacunado. Sin embargo, ni la organización del encuentro ni la policía solicitaron a los asistentes ninguna prueba, según pudo comprobar Efe.
El encuentro fue organizado por el Partido de la Unión Anatolia, una formación islamista sin representación parlamentaria.
Los asistentes ondeaban banderas turcas y alzaban pancartas con los mensajes «Sacad las manos de nuestros niños», «resistiremos contra la vacuna» y «no somos cobayas», entre otros.
Abdurrahman Dilipak, un columnista conocido por sus posiciones a favor del Gobierno y uno de los organizadores del evento, fue el primero en aparecer en el escenario para declarar su lucha contra «los poderes globales» y pidió el cierre de la oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Turquía.
«Se nos ha impedido visitar a familiares y amigos. Nos dijeron que no diéramos la mano a nadie ni nos abrazáramos. Tomad la mano de la persona que está a vuestro lado. Romperemos este juego de restricciones», señaló.
Mientras, la muchedumbre pedía a gritos la dimisión del ministro de Sanidad, Fahrettin Koca, y criticaba las nuevas restricciones del Gobierno para evitar contagios en los centros educativos, como exigir un test PCR negativo a quienes no estén vacunado.
«La vacuna no es obligatoria pero si exigen un test a nuestros hijos la convierten en obligatoria. Si no quitan esta medida pienso sacar a mis hijos de la escuela», declaró a Efe Burcu Pekmez, una de las asistentes.
PROTESTA CONTROVERTIDA
El encuentro ha generado críticas al Gobierno por parte del Colegio de Médicos de Turquía (TTB) y de partidos opositores, que han cuestionado que las autoridades permitan una protesta de este tipo mientras que en el último año decenas de manifestaciones se han prohibido con el argumento de «evitar contagios por coronavirus».
En un primer momento el gobernador del distrito donde se produjo la protesta prohibió el encuentro, pero finalmente fue aprobado por la gobernación de la provincia de Estambul, liderada por el partido gubernamental islamista AKP.
«El Gobierno no adopta una postura consistenta hacia los grupos antivacunas para no perder votos», declaró a medios turcos la presidenta del TTB, Sebnem Korur Financi.
«La epidemia del coronavirus es un problema de salud pública. Todos tenemos la responsabilidad social de protegernos unos a otros», añadió.
RETICENCIA A LAS VACUNAS
La protesta de hoy coincide con un debate público sobre la lentitud del proceso de vacunación en Turquía, con el 48% de la población inmunizada con las dos pautas, debido a la reticencia de muchos ciudadanos a vacunarse.
Pese a que las autoridades han abierto el proceso de vacunación hasta jóvenes de 12 años y pueden optar entre la alemana Pfizer y la china Sinovac, cerca de 18 millones de personas que podrían ser inmunizadas aún no se han vacunado.
Mientras que en algunas provincias como Mugla, en la costa del Egeo, el 70% de la población ha recibido las dos pautas, en otras como Sanliurfa o Mardin, en el sureste del país, apenas el 20% y el 25% de la población respectivamente han recibido dos dosis.
El Comité Científico de Turquía, órgano asesor del Gobierno, lo achaca a «rumores sobre las vacunas» que generan desconfianza entre la población.
«Los datos contradictorios sobre la eficacia de algunas vacunas podrían haber influido en la disminución de la confianza de éstas. Mientras que la población joven cree falsamente que no se verá afectada por el coronavirus si se contagia», señaló recientemente Alper Sener, miembro del Comité.
Desde el pasado mes de agosto el Gobierno lleva a cabo una campaña de vacunación móvil con autobuses que recorren las provincias y barrios con menor tasa de vacunación para informar a la población y facilitar el proceso de inmunización.
Desde hace dos meses el número de contagios se mantiene estable en los 20,000 casos diarios, mientras que el número de fallecidos ha ido en aumento hasta los 200 muertos diarios.