Roma (EFE) – Los países más desarrollados cuentan con gran variedad de alimentos en sus dietas pero avanzan poco en el uso sostenible de la biodiversidad agrícola, según un nuevo índice presentado hoy por Bioversity International.
Este centro de investigación, con sede en Roma, ha analizado de qué forma diez países conservan o usan su diversidad biológica para mejorar sus dietas, sus mercados y su producción con el objetivo de tener sistemas alimentarios sostenibles.
«Hay evidencias de que una menor agrobiodiversidad pone en riesgo a los países frente a las pocas opciones de cultivo, el cambio climático, la desnutrición, las plagas y las enfermedades», dijo a Efe el director general de Bioversity, Juan Lucas Restrepo.
Italia, Perú y Australia lideran la clasificación por el estado actual de su biodiversidad agrícola, mientras que los mayores progresos proceden de la India, Kenia y Sudáfrica tras haber hecho promesas o poner en marcha acciones para conservar esos recursos y usarlos de manera sostenible.
Por lo general, en los países desarrollados la calidad de las dietas es superior, con más oferta de frutas, verduras, legumbres, nueces y semillas, y con buena parte de calorías procedentes de cultivos que no son básicos.
Estados Unidos y Australia muestran «mucha tradición agrícola» y de conservación de las especies en el campo o en bancos de semillas, pero «no van bien» cuando se miden sus avances en la sostenibilidad de su agricultura, según Restrepo.
El responsable explicó que allí abundan los paisajes agrícolas de un solo cultivo y poca biodiversidad, si bien el comercio permite también disponer de productos diversos.
Países emergentes como Etiopía, Kenia o la India progresan más en las acciones tomadas para aprovechar la biodiversidad agrícola con el fin de lograr una mejor nutrición, aunque puntúan menos si se evalúa su situación actual por el funcionamiento de los mercados y el consumo de peor calidad.
Un caso paradójico es el de Perú, que obtiene una «muy buena calificación en estatus», pues tiene una importante población indígena y una enorme diversidad biológica, así como una tradición culinaria que emplea ingredientes locales y se esfuerza por proteger sus cultivos nativos.
Sin embargo, el director de Bioversity consideró que «deja mucho que desear en agricultura sostenible y podría hacer mucho más con sus especies marginadas».
Restrepo espera poder incorporar nuevos países al índice para comprobar sus compromisos y tener a fin de año un primer prototipo de evaluación para las empresas, cuyo «comportamiento determina lo bien o lo mal que les vaya a los países».
Más de 6,000 especies han sido cultivadas para consumo humano en el mundo, a pesar de que solo nueve representan el 66% de la producción total de cultivos.