Quito, 23 de agosto de 2021 (EFE) – La iniciativa «Cuencas Sagradas» alertó este lunes sobre la necesidad de mejorar el acceso de servicios de salud en la región Amazónica a fin de afrontar crisis sanitarias, como la vivida por la covid-19, así como de rescatar los saberes ancestrales de poblaciones indígenas cada vez más vulnerables.
En un comunicado, indicó que la emergencia sanitaria global por la pandemia actual afectó a muchas poblaciones del planeta, en especial a los habitantes de la Amazonía ecuatoriana y peruana, quienes, ya afrontaban diferencias estructurales e históricas para acceder a la salud y sistemas sanitarios.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador, hasta 2014 un 33.5 % de la población amazónica tenía acceso a salud mientras que en Perú, un 32 % de las comunidades nativas cuenta con algún tipo de establecimiento sanitario, informó.
Y en el caso coyuntural, de acuerdo a la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) más de 60,000 personas se han contagiado en esta región, quedando afectadas 61 comunidades: 10 en Ecuador y 51 en Perú.
Ante esta situación, las organizaciones que integran la Iniciativa vienen desarrollando una propuesta con alternativas «concretas, realistas y viables» para atender las crisis que se han evidenciado durante la pandemia, planteando medidas tendentes a mejorar la accesibilidad y educación en salud y avanzar en el reconocimiento de la medicina ancestral dentro del sistema público.
Ello a fin de acercar a la comunidad en general los conocimientos de la medicina amazónica y subsanar y «recomponer el abandono histórico por parte de los Estados y actores relevantes», reza el comunicado.
SALUD INTERCULTURAL
La propuesta en salud intercultural concebida por la Iniciativa parte de la necesidad de afrontar los problemas sanitarios debido a la falta de acceso a servicios básicos y condiciones de atención adecuadas en materia de salud.
Además, de aquellos derivados de la explotación indiscriminada de la naturaleza (pérdida de biodiversidad, contaminación, destrucción de territorios ancestrales, cambios en los modos de vida tradicionales, violencia de género, entre otros).
Insta a trabajar en varios ejes que incluyen el rescate de los saberes ancestrales y su complementariedad con la medicina occidental, la soberanía alimentaria y la protección de derechos.
Para Belén Páez, Secretaria General de Cuencas Sagradas, el trabajo en salud debe dar prioridad y reconocer la diversidad.
«La propuesta de Salud Intercultural nos invita a tratar los requerimientos sanitarios de las comunidades nativas tomando en cuenta factores como su historia, edad, género, relaciones sociales y cultura, logrando una atención efectiva y relación armónica con sus habitantes», explicó.
De acuerdo a la Iniciativa, la implementación de esta propuesta permitiría abordar problemas persistentes y de elevada relevancia en la Amazonía, como es la desnutrición crónica infantil, que, en la región amazónica del Ecuador alcanza la tasa más elevada del país, 32 % en la población menor a 5 años.
Para Domingo Peas, Coordinador indígena de la Iniciativa y líder de la Nación Achuar de la Amazonía, la salud intercultural está vinculada directamente con la conservación del territorio.
«La herramienta ideal para garantizar un acceso adecuado a la salud para las poblaciones de la región reside en mejorar sus condiciones de vida. Esto se puede lograr si establecemos políticas de remediación ambiental en aquellos territorios afectados por la extracción de recursos», opinó.
Además, advirtió de la urgencia en aplicar medidas como la producción sostenible de alimentos, la educación intercultural, perfeccionar los sistemas de saneamiento, así como el acercamiento a servicios básicos, respetando las culturas y tradiciones.
Cuencas Sagradas es una alianza integrada por organizaciones indígenas de Ecuador y Perú, junto a organizaciones no gubernamentales a nivel nacional e internacional.
Nació en 2017 tras el llamado urgente de las nacionalidades y pueblos indígenas de ambos países, «para proteger de manera permanente un biocorredor megadiverso de más de 35 millones de hectáreas habitado por más de 600,000 nacionalidades indígenas», finaliza el comunicado.