Ciudad de Panamá, 14 de julio de 2021) EFE – Centroamérica vuelve a sufrir hambre, con el 10 % de su población sin poder acceder a los alimentos básicos para su actividad diaria y con Guatemala en la situación más crítica, tras casi 20 años reduciendo esas cifras alarmantes.
Así lo dijo en una entrevista a Efe el coordinador subregional para Mesoamérica y representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Panamá y Costa Rica, el brasileño Adoniram Sanches.
«Centroamérica mostró un repunte del hambre. La mala alimentación vuelve a crecer después de casi dos décadas de caída», explicó.
Sanches señaló que el 10 % de la población de Centroamérica, con alrededor de 50 millones de habitantes, sufre inseguridad alimentaria grave, es decir, hambre, y que el 41 % sufre inseguridad alimentaria moderada, cifras «elevadas» basadas en el informe ‘Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2021’ de la FAO.
Centroamérica no había registrado estos números en los últimos 20 años, aunque desde 2017 hay un leve incremento paulatino de la hambruna, pues oscilaba entre 7,4 % -la cifra más baja, reportada en 2010- y 8,1 % -la más alta, en 2019-, según el informe.
Las tasas de hambre varían según el país: mientras que Guatemala registra el 18 % de su población, de unos 16,3 millones de personas, con hambre, Panamá consiguió mantener la tasa de hambruna en 7 %, de sus 4,2 millones de habitantes.
«Panamá fue un gran logro de mantener a esas 300,000 personas (…) en un contexto donde todo es aumento», detalló.
PANDEMIA, CRISIS CLIMÁTICA, CORREDOR SECO Y COVID, LA SUMA DE FACTORES
«Estamos preocupados de que haya una crisis alimentaria dentro de la crisis sanitaria», agregó.
Sanches explicó que este aumento de la hambruna en Centroamérica se debe a tres factores principales: pandemia del covid-19, la crisis climática y los conflictos.
El coordinador recordó que la región «en los últimos 10 años ha pasado por dos huracanes -Eta e Iota- 6 sequías y una pandemia».
Y expresó su preocupación por el Corredor Seco, una extensión en el litoral Pacífico expuesta a prolongadas etapas de sequías y también catastróficas inundaciones.
Unos 10 millones de personas viven a lo largo del Corredor Seco, que se extiende por El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, la gran mayoría dependiente de la agricultura y con inseguridad alimentaria.
Y, según Sanches, son los tres principales países del Corredor, El Salvador, Honduras y Guatemala, los que registran las tasas más altas de hambre.
«Es un tema que nos afecta mucho», añadió.
NO ES UN PROBLEMA DE PRODUCCIÓN, SINO DE ACCESO
«Está bastante probado que el problema (con el hambre) no es de producción sino de acceso económico y recursos para encontrar los alimentos», dijo Sanches.
«El ciudadano con cinco o diez dólares encuentra alimentos en la esquina», agregó.
Por eso, propuso la creación de «una estrategia de producción interna para tener acceso» a los alimentos, ya que Centroamérica es una región productora y exportadora de alimentos básicos, como el café.
Por ejemplo, «Guatemala tiene un grupo grande de personas con hambre, es portador de café, sandía y melón», por eso desde la FAO «apoyamos a la agricultura familiar», sostuvo el coordinador.
LOS POBRES, LOS MÁS AFECTADOS: MUJERES, INDÍGENAS Y AFRODESCENDIENTES
En Centroamérica, los más afectados por las altas cifras de inseguridad alimentaria es la población con menos recursos económicos, quienes registran mayores dificultades para acceder a los alimentos básicos.
«Los más pobres son los que más sufren el hambre», en Centroamérica, donde la mayoría de la población es de recursos bajos, pues una parte de ellos vive en áreas rurales y solo come lo que produce, generalmente maíz y fríjol, en lo que se llama agricultura de subsistencia.
Sanches explicó que incluso en medio de esta desigualdad, dentro de los estratos sociales, hay grupos que son golpeados doblemente como «las mujeres, los indígenas y los afrodescendientes».
«Estamos hablando de que en los países centroamericanos, el 10 % no tienen la caloría necesaria para mantener una actividad diaria», concluyó.