Teherán (18 de junio de 2021) EFE – Las elecciones presidenciales de Irán, en las que se espera el triunfo del clérigo ultraconservador Ebrahim Raisí, se caracterizaron este viernes por una escasa participación debido a que, para muchos, el resultado está determinado de antemano.
El camino hacia la Presidencia de Raisí, actual jefe del Poder Judicial, quedó allanado cuando el Consejo de Guardianes vetó las candidaturas de los pocos políticos reformistas o moderados que podían servir de contrapeso. La apatía y descontento del habitual electorado de este sector hizo el resto.
Según un estudio de intención de voto publicado hoy por la televisión estatal, el clérigo ocupa el primer lugar con un 68,9 % de los apoyos. El único candidato moderado, el exgobernador del Banco Central Abdolnaser Hematí, se sitúa en el tercer puesto.
«EL CANDIDATO DE CONSENSO»
Favorito del sistema teocrático, Raisí ha sido alzado en los últimos días asimismo como «el candidato de consenso nacional», pese a los temores que suscita una figura tan ultraconservadora en una parte de la población.
Esa frase fue tendencia en Twitter ayer y ha sido empleada en diversos medios iraníes para referirse al clérigo chií, después de que recibiera el apoyo de algunos supuestos reformistas y de ulemas de la rama suní del islam, minoritaria en Irán.
Raisí, que votó a primera hora de la mañana en la mezquita Ershad de Shahre Rey, en el sur de Teherán, prometió «estar al servicio de todo el pueblo» y no de un grupo político determinado.
Los otros candidatos, al margen de Hematí, se consideran de cobertura y son también conservadores: el secretario del Consejo de Discernimiento y antiguo comandante de la Guardia Revolucionaria, Mohsen Rezaí, y el diputado Amirhosein Qazizadeh Hashemí.
La mayoría de los votantes, consultados por Efe en distintos colegios electorales del norte, centro y sur de Teherán, eran de tendencia conservadora e iban a apoyar a Raisí, que está sancionado por Estados Unidos desde 2019.
DE LA ECONOMÍA AL VELO
En un colegio electoral cercano a la céntrica y conocida calle Karim Khan, que estaba prácticamente vacío, Maryam Salehí, una estudiante universitaria de 28 años, pidió a Raisí resolver la crisis económica y levantar las sanciones estadounidenses contra el país.
«Esperamos que disminuya la presión del enemigo contra el país. Hemos sido invitados a una epopeya (las elecciones) para poder salvar nuestro país de las manos de los enemigos y de las sanciones que lamentablemente han paralizado la vida de los iraníes», dijo a Efe la joven.
También se mostró preocupado por la economía Yavad Akbarí, de 28 años, quien confía en Raisí: «Creo que va a poder solucionar nuestros problemas», indicó.
Para otra mujer, Shirin Alijaní, de 58 años y cubierta con el tradicional chador negro, «el tema más importante es la inadecuada vestimenta de las mujeres» que, según ella, «no salen a la calle lo suficientemente tapadas».
«El próximo presidente, que va a ser Raisí, con la cooperación de la gente lo puede solucionar», afirmó Alijaní antes de votar en una mezquita en la calle Javarán del sur de Teherán.
ESCASA AFLUENCIA A LAS URNAS
De todos los colegios electorales que visitó Efe, solo el centro de votación de Hoseiniye Ershad estaba concurrido, aunque principalmente por periodistas, como es habitual debido a que allí votan personalidades conocidas.
El resto presentaba una imagen bastante desoladora. Pocos votantes o incluso ninguno en el interior y, por supuesto, sin las colas en la puerta o en los patios que se podían ver en rondas anteriores.
En concreto, la mezquita Mahdie, en la zona sureña de Shush, estaba totalmente vacía y los responsables de las mesas electorales esperaban aburridos la entrada de algún votante. Una escena similar se repitió en otro par de centros en el sur y centro de la capital, en los que no se permitió a Efe realizar grabaciones.
Cerca de la citada mezquita de la calle Javarán, donde solo había un puñado de votantes, principalmente mujeres con chador, dos tenderos continuaban con su rutina ajenos a la jornada electoral.
«No vamos a participar, los que votan van obligados», comentó uno de ellos mientras pesaba un kilo de tomates, en alusión a que a los trabajadores del sector público se les exige mostrar el sello de haber sufragado.
Sorprende si cabe aun más la baja afluencia teniendo en cuenta que en esta jornada, además de las presidenciales, se celebran simultáneamente comicios municipales y elecciones parciales al Parlamento y a la Asamblea de Expertos.
Conscientes de que los sondeos oficiales más optimistas dan una participación del 47 %, las autoridades han vuelto en esta jornada a instar a la población a acudir a las urnas para evitar que el sistema de la República Islámica quede debilitado.