Washington, 14 dic (EFE) – El análisis del ADN de tres mazorcas de Honduras que datan de hace 2,000 años indica que, aunque su cultivo para uso doméstico se inició en México hace unos nueve milenios, el proceso se trasladó a América Central y del Sur, donde se completó la selección genética del grano, según un artículo que publica este lunes la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
«La domesticación -esto es la evolución de plantas silvestres a lo largo de miles de años para llegar a los cultivos que hoy nos alimentan- es sin duda el proceso más significativo en la historia humana, y el maíz es ahora uno de los cultivos más importantes en el planeta», señaló el experto Logan Kistler, del Museo Nacional de Historia Natural en Washington.
«El conocimiento acerca del contexto evolutivo y cultural de la domesticación puede darnos una información valiosa acerca de este alimento del cual dependemos tanto, y sobre su papel en la formación de la civilización tal y como la conocemos», añadió Kistler, quien trabajó con un equipo internacional.
En 2018 la producción mundial de maíz superó los 1,140 millones de toneladas, con el 34%, esto es 393 millones de toneladas, cosechadas en EE.UU.
Su producción global supera a la del trigo o el arroz. Además del consumo humano, el maíz se utiliza para alimentar el ganado, y para derivados químicos y biocombustibles.
Las tres mazorcas se hallaron en la Cueva del Gigante, ubicada en la aldea la Estanzuela, considerado uno de los sitios arqueológicos más importantes de Honduras y, posiblemente, donde habitaron los primeros pobladores de la región centroamericana.
Los humanos comenzaron a cultivar hace unos 9,000 años de manera selectiva el ancestro silvestre del maíz, conocido como teosinte, que producía mazorcas del tamaño de un dedo meñique con unos pocos granos duros.
Los científicos y académicos por largo tiempo han aceptado la noción de que fue en esta región donde se completó la domesticación del grano que luego se propagó a otras zonas.
Sin embargo, algunas mazorcas halladas en México y que datan de hace unos 5.000 años están solo parcialmente domesticadas, lo cual llevó a los investigadores a buscar un conocimiento más completo de este proceso en el maíz.
Ya en otra investigación anterior, publicada en PNAS en agosto de 2017, Kistler y su equipo dieron cuenta del hallazgo de restos de maíz, que databan de hace 4.300 años, en El Gigante, y que representaban una variedad completamente domesticada y con alto grado de productividad.
«El Gigante es notable porque contiene restos bien preservados de plantas que datan de al menos 11.000 años», según Douglas Kenneth, antropólogo de la Universidad de California y colaborador del estudio. «Se han identificado más de 10.000 restos de maíz, desde mazorcas enteras a trozos de caña y hojas».
Durante dos años los investigadores trabajaron para hacer la secuencia genómica de 30 muestras de este maíz, pero solo tres resultaron de calidad adecuada para completarla, y datan de entre 2.300 y 1.900 años de antigüedad.
Luego compararon estas secuencias con los 121 genomas de otras variedades y encontraron similitudes entre las tres muestras hondureñas y maíz originarios de América del Sur.
El estudio publicado esta semana indica que algo muy importante pudo haber ocurrido en la domesticación del maíz hace unos 4.000 años en América Central con la introducción posible de diversidad genética procedente de América del Sur.
«Mostramos que los humanos estaban transportando maíz de América del Sur de retorno al centro de domesticación en México», apuntó Kistler.
Los períodos en los que esto ocurría coinciden con la aparición de las primeras comunidades agrícolas sedentarias en las Américas, como los olmecas, mayas, teotihuacanos y los aztecas, aunque Kistler se apresura a señalar que este aspecto todavía es materia de especulación.