Madrid, 29 nov (EFE) – Cuando se cumple un año de la COP25 de Madrid, el pulso internacional contra los grandes contaminadores para que dejen de serlo se tensa, a la espera de que se determine el papel de los mercados de carbono para compensar emisiones, un debate que será clave en la próxima cumbre climática en Reino Unido.
Pese a las restricciones de movimientos y de la actividad económica por el confinamiento a causa del coronavirus que redujeron las emisiones este año, las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) siguen manteniendo niveles récord, dado que las partículas permanecen durante siglos en la atmósfera e incluso más tiempo aún en los océanos, según los expertos.
Mientras la Unión Europea (UE) siguió aumentando sus compromisos de descarbonización durante el presente ejercicio, en el que la acción climática mundial debía reforzarse según el Acuerdo de París, con contribuciones o NDC más ambiciosas de los países, al otro lado del mundo, en el extremo asiático, China anunció la neutralidad de emisiones para 2060, y Japón y Corea del Sur, para 2050, respectivamente.
Además, según los expertos consultados por Efe, el nuevo rol de Estados Unidos con el cambio de Gobierno genera optimismo sobre una posible vuelta del país al Acuerdo de París, de cuya firma se cumplen en diciembre cinco años, y del que acaba de desvincularse la nación por decisión del que fuera su presidente Donald Trump, pese a que casi 200 países forman parte del gran pacto climático.
Fernanda Carvalho, responsable de política global del programa de clima y energía de WWF Internacional, explicó a Efe que la reciente elección de Joe Biden como nuevo presidente estadounidense «renovará la esperanza» en los grandes países a la hora de retomar «su rol» climático en «el nuevo juego» geopolítico y del multilateralismo.
Este año «no ha sido un ejercicio perdido» pese al aplazamiento hasta 2021 de la cumbre climática en Glasgow (Reino Unido) a causa del coronavirus. «Hemos visto señales importantes en defensa del clima por naciones clave como China», el mayor contaminador del mundo.
También aumentaron su ambición Canadá, Reino Unido, incluso Chile, que fue coanfitrión de la última cumbre climática celebrada en Madrid y que presentó nuevos compromisos, pese a estar inmerso en «una época de dificultades por conflictos sociales»; además, el país andino «sigue trabajando» para implementar sus objetivos incluso con «los desafíos» de la COVID-19, según la responsable de WWF.
Uno de los escollos pendientes de resolver en la cumbre en Glasgow es la redacción del artículo 6 sobre mercados de carbono recogido en el Acuerdo de París, cuya redacción final será uno de los puntos «más importantes» a debatir, explica la activista Carvalho, como responsable de WWF, una organización internacional especialmente comprometida con la defensa del clima.
Dicha normativa establece un mecanismo para que los países más contaminantes puedan «comprar» a los menos contaminantes una parte de su «cuota» de emisiones anuales, de modo que el que contamine más, pague más.
No obstante, según indicó a Efe el chileno Gonzalo Muñoz, «Campeón» de Alto Nivel de acción climática de la COP25, debe definirse «cómo hacemos para poner un precio adecuado al carbono en todo lo que se refiere a una tonelada emitida y una tonelada capturada y secuestrada».
«Tenemos que avanzar hacia un mercado de carbono entendible y abordable en todo el mundo, de forma que el comercio empiece a incorporar esta métrica con muchísima velocidad para alinear los incentivos en toda la cadena de valor», añade el «Campeón» de acción climática, cuyo mandato promueve por la ONU para movilizar la acción por el clima entre actores de todo el mundo, no solo estatales.
Los impactos de la emergencia climática son evidentes en forma de huracanes y tornados, junto a lluvias torrenciales que cursan con sequías y desertificación, además de megaincendios, acidificación de océanos y un nivel del mar que aumenta por el deshielo de los polos y amenaza la supervivencia de numerosos territorios costeros.
Los paquetes de recuperación económica en los nuevos tiempos del coronavirus presentan «oportunidades» para la sostenibilidad, sobre todo para la transición energética y generación de empleos verdes; se espera además que los países identifiquen soluciones al cambio climático basadas en la naturaleza.»Creo que este tipo de debates serán muy relevantes en la COP26″, añadió responsable de WWF.
Los presupuestos de ayuda internacional para paliar el cambio climático, así como los mecanismos que incrementen la resiliencia de todos los lugares del mundo que sufren impactos directos de la crisis climática y, por tanto, «un enorme sufrimiento» serán asimismo motivo de debate en la próxima cumbre climática, precisa Gonzalo Muñoz.
«Tendremos una COP26 de biodiversidad, y por tanto, espero que durante 2021 el mundo aprenda a valorar los servicios ecosistémicos y a ponerle un valor a todo lo que significa la naturaleza con su capacidad de generar vida y mantenernos vivos a nosotros mismos», concluye el Campeón de Alto Nivel de acción climática.