Lima, 17 nov (EFE) – En medio de una grave crisis política, social, sanitaria y económica, Perú comenzó este martes a encauzar el camino democrático hacia el bicentenario de su independencia con la toma de mando del político liberal Francisco Sagasti como tercer presidente del país andino en tan solo ocho días.
Sagasti, un ingeniero de 76 años, se convirtió en el gobernante de transición que se encargara de conducir a su país hacia las elecciones generales de abril del próximo año y la entrega de mando del 28 de julio de 2021, el día central de las celebraciones de los doscientos años de la independencia peruana.
El veterano político asumió la jefatura del Estado en cumplimiento del mandato constitucional, tras haber sido elegido este lunes presidente del Congreso después de la renuncia de Manuel Merino, presionado por las masivas protestas que se presentaron en el país desde que el Legislativo destituyó a Martín Vizcarra el pasado 9 de noviembre.
HOMENAJE Y PEDIDO DE PERDÓN
Esas protestas, que crecieron día a día hasta volverse masivas e incontrolables para el endeble Gobierno de Merino, generaron una violenta represión policial en Lima, que el sábado pasado causó la muerte de dos jóvenes estudiantes, Inti Sotelo y Jack Pintado, y dejó decenas de heridos.
Precisamente, Sagasti invitó a los familiares de las dos jóvenes víctimas, y a la madre de John Cordero, quien permanece gravemente herido, al hemiciclo del Legislativo y les rindió homenaje al iniciar su discurso tras jurar a la presidencia.
«En nombre del Estado les pido perdón a sus familiares y a ellos, y a todos los jóvenes que marcharon por defender la democracia», remarcó el gobernante tras lamentar que murieran cuando formaban parte de una «movilización ciudadana realizada en el ejercicio legítimo del derecho a protestar».
El gobernante se dirigió después a los congresistas para decirles que aunque no se puede «devolver la vida a estos jóvenes», las autoridades sí pueden «evitar que esto pueda volver a suceder».
«El sacrificio de estos jóvenes debe marcar un hito para que cambiemos la forma tan nociva en que hemos estado ejerciendo la política», enfatizó.
Sagasti anunció, además, que hará un reconocimiento público a las víctimas y que la «Beca Presidente de la República», que financia los estudios de estudiantes de gran nivel académico sin recursos económicos, se llamará ahora «Beca Generación del Bicentenario», como ha comenzado a denominarse a los jóvenes peruanos que lideraron la resistencia a Merino.
GRANDES DESAFÍOS
Mientras Lima y el resto de Perú se mantuvo en relativa calma social este martes, después de una semana de protestas, Sagasti dijo en el Congreso que el primer objetivo de su corta gestión será «asegurar» que las elecciones convocadas para abril próximo se celebren «sin contratiempos y sean absolutamente limpias».
«Mantendremos desde el gobierno una actitud de absoluta neutralidad», remarcó en referencia a que él integró hasta este lunes la lista del precandidato presidencial del Partido Morado Julio Guzmán, a la que ya renunció.
Otros grandes desafíos a enfrentar, reiteró, son «la grave crisis económica y de salud originada por la pandemia» de la covid-19 y también comprometió a su gobierno a «fortalecer la gobernanza e institucionalidad», así como «las actividades de ciencia, tecnología», junto con la seguridad ciudadana, que consideró «extremadamente importante»
Prometió además, que sus primeras acciones de gobierno comprenderán «instigar al Ministerio Público a continuar y profundizar» las investigaciones sobre las acciones violentas de los últimos días y aseguró que «no habrá impunidad».
Su gobierno, agregó, deberá manejar con mucho criterio el presupuesto publico en medio de la crisis generada por la pandemia, que este año llevará a una caída de 12 % del Producto Interno Bruto (PIB), por lo que pidió los empresarios a que «se comprometan y apoyen la reactivación económica que tanto necesitamos».
FRÁGIL TRANSICIÓN
El discurso de Sagasti fue considerado por los analistas como un «bálsamo» en medio de la grave confrontación política que estalló en su país durante la última semana y, en principio, recibió la aprobación de la ciudadanía.
Si bien la tranquilidad primó entre los peruanos, a nadie escapa que la frágil situación política y social en el país se mantiene y el gobernante deberá hilar fino para alcanzar consensos que garanticen llevar a buen puerto el proceso de transición.
En consonancia con eso, Sagasti recordó que su país afronta «una situación similar» a la que tuvo hace veinte años, cuando el también presidente del Congreso Valentín Paniagua asumió la jefatura de Estado para dirigir una transición tras la destitución de Alberto Fujimori en medio de un gigantesco escándalo de corrupción.
Por ese motivo, remarcó que buscará fijar «un rumbo, para que la ciudadanía tenga una idea» de lo que será el camino hacia el bicentenario, en el que se deberá forjar «un país mas democrático, igualitario, republicano en todo sentido de la palabra».
Ofreció «sentar las bases para que el gobierno del bicentenario encuentre al país ordenado y en condiciones de avanzar hacia la prosperidad y el bienestar».
EMOCIÓN POÉTICA
Tras garantizar que mantendrá la «estabilidad económica y el equilibrio fiscal» y que «las puertas del Palacio de Gobierno estarán abiertas para todos», Sagasti cerró su discurso citando el poema «Considerando en frío», del célebre poeta peruano César Vallejo.
La lectura de los últimos versos del autor de «Poemas humanos» fue emocionando al gobernante hasta el punto de que se le quebró la voz al concluir.
Emocionados también quedaron sus compatriotas, entre los que estuvo el expresidente Vizcarra, quien le deseó «los mayores éxitos» en un mensaje en Twitter y le recordó que «los jóvenes levantaron su voz y exigen cambios sustantivos que redefinan el futuro».
Su gobierno de transición también fue saludada por la Unión Europea (UE) y sus estados miembros, que le ofrecieron «apoyo europeo a su mensaje para una sociedad libre, inclusiva y democrática» y ofrecieron seguir «cooperando frente a retos globales», según señaló en Twitter su embajador en Perú, Diego Mellado.
Ahora, urgido por las exigencias ciudadanas, Sagasti deberá responder durante su gobierno de transición al clamor contra la clase política y afrontar las grandes urgencias sanitarias y económicas de un país que ha dejado en claro que no está dispuesto a dejar de ser escuchado.