Los Ángeles (EE.UU.), 29 sep (EFE) – La controvertida «Borat», una película de 2006 sobre un periodista kazajo obsesionado con del expresidente de EE.UU. George W. Bush, estrenará a finales de octubre su secuela grabada en secreto con el actual vicepresidente Mike Pence como parte central del argumento.
Amazon Prime ha adquirido los derechos de emisión internacional de la nueva cinta, titulada «Borat: Gift of Pornographic Monkey to Vice Premiere Mikhael Pence to Make Benefit Recently Diminished Nation of Kazakhstan», que espera lanzar justo antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
El humorista británico Sacha Baron Cohen, a sus 48 años, volverá a interpretar su satírico personaje de Borat Sagdiyev, un periodista kazajo, misógino y racista que desató la polémica allá donde estrenó el filme original, rodado en forma de falso documental.
Será además la primera película que se estrena grabada íntegramente durante la pandemia del coronavirus, con una producción que se ha mantenido bajo estricto secreto.
Por el momento se desconoce el argumento de la nueva «Borat», aunque el diario The Hollywood Reporter recordó que algunas personas reconocieron al humorista caracterizado como el polémico personaje e infiltrado en un evento político de la derecha conservadora estadounidense organizado en el estado de Washington este verano.
Allí Cohen animó para que los asistentes cantaran en coro canciones con letras racistas.
Incluso el abogado personal de Donald Trump y exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, llamó a la policía de Nueva York a mediados de julio cuando el humorista interrumpió, vestido con un bikini rosa, una supuesta entrevista seria a la que él acudió.
La prensa consideró entonces que se trataba de la grabación de nuevos episodios de la serie «Who is America», estrenada en 2018, pero al parecer estaba generando material para la inminente película.
Desde que la cinta original se estrenó en 2006 con el título «Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan» (escrito intencionalmente mal en inglés), la película despertó un culto en torno a su sátira despreocupada y políticamente incorrecta.
Mientras que su guion fue nominado al Óscar y Baron Cohen ganó el Globo de Oro a mejor actor de comedia, el filme recibió denuncias y causó numerosos problemas políticos.
El Gobierno de Kazajistán amenazó con pleitos a Cohen, costeó una campaña de publicidad para contrarrestar la mala imagen del país que presenta el cómico y prohibió la distribución de la cinta junto a Rusia y otras exrepúblicas de la URSS.
En Alemania hubo quejas contra la película por ser supuestamente antisemita aunque el humorista es judío practicante y en Estados Unidos una profesora de Alabama que participó en ella presentó una demanda legal contra el humorista por «engañar» a los que aparecieron en su falso documental.