Panamá (EFEUSA) – Costa Rica ha vuelto a lograr 300 días consecutivos de electricidad generada con energías renovables, en Barbados, además de lluviosa y seca, ya hablan de temporada de calor por el alza de las temperaturas, y la demanda global de turismo sostenible de aventura crece rápidamente.
Estos ejemplos de visión de futuro para América Latina centraron la segunda jornada de ponencias en la Semana de Sostenibilidad organizada por BID Invest, el principal foro regional, que se celebra en Panamá hasta el próximo viernes.
La necesidad de adaptación y mitigación del cambio climático, así como un desarrollo que incluya a todos los estratos sociales, es uno de los elementos centrales de las discusiones.
En este sentido, Costa Rica, que recientemente batió su propio récord de 300 días consecutivos con electricidad generada por energías renovables, es una de las referencias globales.
«Contamos con una ley de hace 70 años que marcó la cancha, definió que la electricidad en Costa Rica debería ser generada con fuentes naturales y recursos de nuestro país. Una ley muy visionaria porque hablaba además de inclusividad, de llevar electricidad a todo el país, y que fuese responsable con el medio ambiente», indicó a Efe Irene Cañas, del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
«Como consecuencia -agregó- hoy en día casi toda la población tiene acceso a electricidad, y toda con fuentes renovables: hidroeléctrica, geotérmica, energía eólica, biomasa y solar».
Los efectos del calentamiento global ya se notan en toda la región, y el Caribe es una de las zonas más vulnerables.
Para Loretto Duffy, de la Caribbean Cooling Initiative, una organización centrada en aumentar la eficiencia de los sistemas de aire condicionado, advirtió que en Barbados, por ejemplo, antes solo había «temporada de lluvias y seca, ahora hay temporada de calor, en el Caribe, imagínense».
«Y para un sector como el del turismo, que en el Caribe es la principal fuente de ingresos, es fundamental desarrollar energía sostenible y renovable», apuntó.
Desde el BID Invest se trata de implicar al sector privado en todas estas cuestiones, consciente de que el tamaño del reto supera a los gobiernos y solo puede ser encarado con el apoyo de las empresas privadas
«Los enormes desafíos de la región, las enormes brechas, son oportunidades para el sector privado», explicó Javier Rodríguez de Colmenares, jefe de infraestructura de BID Invest.
«Ahí es donde entra BID Invest para movilizar el ahorro local hacia inversiones sostenibles», sostuvo.
Recordó, además, cómo el panorama ha cambiado ya que antes no se hacían análisis ambientales o sociales y ahora son las propias empresas las que los plantean.
Otro elemento interesante es el de la creciente demanda de turismo sostenible, centrado más en experiencias individuales y aventura, y donde Latinoamérica puede ser una potencia mundial.
«Todas las grandes zonas turísticas comenzaron con los backpackers (mochileros). Nuestra idea es mantener ese espíritu. No queremos ofrecer descanso, queremos dar algo más, alimentar el alma», subrayó Moshe Levi, consejero delegado de Casi Cielo, un proyecto turístico en Bocas del Toro (Panamá).
Levi explicó que el objetivo «es unir tecnología y naturaleza, crear un ecosistema que sea económicamente viable» al subrayar que el «turismo de aventura global mueve más de $700,000 millones en todo el mundo, con una tasa de crecimiento de doble dígitos».
BID Invest, miembro del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es un banco multilateral de desarrollo comprometido a promover el desarrollo económico de sus países miembros a través del sector privado, y cuenta actualmente con una cartera de más de 12.100 millones de dólares en activos bajo administración.