Informe de la OMS y Unicef alerta sobre las profundas desigualdades a una década de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
NACIONES UNIDAS — A pesar de los avances en materia de acceso al agua y al saneamiento en las últimas dos décadas, 2,100 millones de personas en el mundo —una de cada cuatro— aún carecen de acceso a agua potable gestionada de forma segura, según un nuevo informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicefpublicado este lunes.
El documento, titulado Programa en materia de agua potable y saneamiento en los hogares 2000-2024: especial atención a las desigualdades, se dio a conocer durante la Semana Mundial del Agua y pone en evidencia la persistencia de brechas estructurales, sobre todo en países de bajos ingresos, contextos frágiles y comunidades rurales, indígenas y marginadas.
El informe detalla que 106 millones de personas beben directamente de ríos, lagos u otras fuentes superficiales sin tratar, quedando expuestas a enfermedades infecciosas y a mayores niveles de exclusión social. Aunque entre 2000 y 2024 se sumaron 2,200 millones de personas al acceso al agua potable segura y 2,800 millones a servicios de saneamiento, el progreso ha sido desigual y más lento de lo necesario.
En zonas rurales, el acceso al agua subió del 50% al 60% entre 2015 y 2024, y el de higiene básica del 52% al 71%, mientras que en áreas urbanas la cobertura se ha estancado en ese mismo periodo. Por otro lado, 3,400 millones de personas todavía carecen de instalaciones sanitarias gestionadas de forma segura, y 354 millones continúan practicando la defecación al aire libre.
El impacto recae con mayor fuerza en las mujeres y niñas, quienes en muchas regiones son las principales responsables de recolectar el agua para sus hogares. En África subsahariana y Asia central y meridional, muchas de ellas dedican más de media hora diaria a esta tarea, según el informe.
Las consecuencias de estas deficiencias van más allá de la salud: afectan la educación, la participación social y el desarrollo económico. En el grupo de adolescentes entre 15 y 19 años, muchas jóvenes reportan que deben abandonar la escuela, el trabajo o actividades sociales durante su período menstrual por la falta de infraestructura adecuada.
El informe concluye que, a una década de la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el mundo está lejos de alcanzar el acceso universal al agua potable y al saneamiento. Las organizaciones hacen un llamado a priorizar la inversión y las políticas públicas centradas en las comunidades más rezagadas para cerrar estas brechas críticas.




