Cómo resistir la estrategia del caos sin caer en la trampa de la distracción
Por Wilda Rodríguez
Periodista
Ustedes ya saben que el bombardeo de ataques contra la seguridad, el bienestar y el futuro inmediato del estadounidense promedio es una estrategia deliberada para aturdirlo hasta la inacción y la incapacidad de resistir.

Esa estrategia nos incluye, aunque seamos ciudadanos de segunda clase.
Es necesario seguir explicándolo, como también hay que seguir exponiendo la imitación pobre de la administración del PNP de esa estrategia trumpista a nivel doméstico. Sobre todo, es necesario divulgar cómo defenderse de esa terapia de caos.
Sin pretender ninguna originalidad, les resumo lo que estudios sobre la conducta y el cognitivismo dicen sobre esta estrategia:
- Se usa la explosión informativa y de políticas antipopulares para entumecer el proceso cognitivo de la población en su conjunto. Es decir, se abruma a los individuos para desorientar su capacidad de recibir información, interpretarla, procesarla y razonarla.
- Naomi Klein, la analista y activista política canadiense, llama “doctrina de shock” al uso de cambios radicales y a la prisa para lograr la paralización que impide a los individuos y las sociedades reaccionar y resistirse.
- La sobredosis de políticas públicas de Trump está dirigida, entonces, a confundir, abrumar y paralizar a los estadounidenses (y a los puertorriqueños aquí como daño colateral).
- La dispersión de la atención de la gente es el caldo de cultivo de la autocracia y el fascismo.
Mientras Trump se dedica a las políticas enajenantes de grandes proporciones, la administración del PNP aprovecha para bombardear a esta población con políticas y cambios a nivel local para imponer su propia agenda de control y autoridad. La destrucción simultánea de la Universidad de Puerto Rico, el patrimonio de dominio público (las playas) y el cultural (Instituto de Cultura), así como la mentira como política pública, son hasta ahora sus principales herramientas para arrastrar a Puerto Rico junto con las políticas antiderechos civiles, racistas, contra la salud, la alimentación y la libertad de Donald Trump. Y vienen más, tanto a nivel de Trump como del PNP.
Parecería que Trump tiene un surtidor de maldades concebidas en su cabeza anaranjada. Pero no.
He dicho en estos días que Trump no está loco, no actúa por capricho ni está solo. Estados Unidos y todas las grandes potencias tienen lo que se conoce como laboratorios de ideas (think tanks). Son equipos de personas altamente capacitadas en sus campos que se dedican a pensar y planear estrategias para quienes trabajan o para sectores específicos. Las grandes universidades tienen estos laboratorios, pero también los hay en la empresa privada, tanto de derecha como de izquierda.
Trump tiene un gabinete estratégico de mentes tan inteligentes como fascistas. Él no da para tanto. Es inteligente y astuto, pero le faltan conocimientos. La inteligencia no cultivada es un problema en posiciones de poder. Sus conocimientos no le dan para ingeniar un plan de la magnitud del que está ejecutando. Son más de 200 órdenes nefastas en apenas diez días de su presidencia. ¿Que las tenía preparadas antes de llegar a la Casa Blanca? Claro que sí. Pero se necesita una maquinaria muy bien aceitada y un liderazgo con el intelecto que a él le falta.
¿Qué hacer para no convertirnos en los zombies que necesita?
Enfocarnos y pichearlo todos los días un poco hasta lograr sacarlo de la trastienda del cerebro.
Los medios de comunicación son sus cómplices, sus víctimas o sus detractores. Cuidado con a quién le creen. Busquen y aténganse a periodistas y analistas de credibilidad probada. Puede que no sean de su gusto o su ideología, pero ustedes saben quiénes son las mentes cultivadas y quiénes son los fotutos.
No se dispersen. No reaccionen a cada barbaridad que escuchen. Escojan los temas que más les indignen y no le den importancia a los cincuenta que el gobierno quiere que ustedes no puedan manejar a la vez. No es fácil, pero se puede.
Yo sigo de cerca lo que pasa en Nueva York porque allí está mi hija. Lo demás que llega de allá lo leo rápido y no me detengo a rumiar sobre ello. Después de decir dos o tres palabrotas en voz alta, lo guardo para referencia futura. Me impacta, claro que sí, pero no dejo que me saque de tiempo. Regreso a los periódicos de Nueva York. Busco noticias sobre el vecindario de Gabi y Nico, una comunidad mixta de progresistas, surfers, inmigrantes, artistas y LGBTQ+. Hasta allí no ha llegado el miedo… todavía. Gabi, que es arteterapeuta, lo tiene cerca. Muchos de sus clientes son latinoamericanos, algunos sin papeles.
Aquí es más difícil todavía mantenerse al margen de las maquinaciones del PNP. ¿Pero saben qué? Nuestra mejor gente organizada está trabajando día y noche para enfrentar y buscar soluciones a los problemas que ya tenemos y los que sabemos que se avecinan. Tanto en Estados Unidos como aquí, las mejores mentes puertorriqueñas están echando el resto.
Están preparados y muchos tienen experiencia. Hay veteranos de la lucha por los derechos civiles de afroamericanos, inmigrantes, mujeres, estudiantes, activistas y pacientes de VIH. Sigan el tema que quieran y vean si hay manera de contribuir con ellos. Hay convocatorias, protestas, reuniones y publicaciones. Alguna organización quizás haga un banco de teléfonos y necesitarán personas para mantenerlos. Todas necesitan presencia en las protestas. Necesitan agua en esas protestas.
Enfóquense, cuídense y cuiden a quienes tienen cerca.
Cuando digo que picheen, no me refiero a enajenarse. Me refiero a que se acostumbren a no reaccionar a todo y mucho menos de inmediato. Pongan las cosas al rescoldo. Esperen por los análisis de gente en la que ustedes confían. No se precipiten ni se arriesguen a la ansiedad extrema. Niéguense a reaccionar. Den vueltas al ring como Muhammad Ali.
En el plano del humor, se habla de las mini rebeldías. Por ejemplo, saquen del medio artículos anaranjados y, cada vez que lo hagan, piensen que están sacando a Trump y ríanse. Parece una tontería, pero funciona. También funciona ignorar los mensajes densos y enervantes en las redes sociales. Su reacción es suficiente.
Yo me estoy apaciguando escribiendo parodias para un próximo espectáculo programado desde noviembre con Graciela Rodríguez Martinó. Estoy acumulando los primeros cien días del gobierno del PNP en parodia.
La misma Graciela dio un consejo genial: “Sacúdanse.” Y yo recordé un viejo refrán que decía: “Sacude, zapato viejo.”No sé ni lo que quería decir, pero ahora pienso que el zapato viejo es Donald Trump. Sacúdanse.
“Inhale, exhale. Indígnese y exprésese. Vuelva a inhalar y a exhalar. Y vuelva a indignarse y a maldecir a Trump y a Jennifer.”
Palabras con luz.
Otra cosa: antes de que ganara Trump, ya se advertían tiempos difíciles para la economía en Estados Unidos y desastrosos para la nuestra. Esta semana se supo que, aunque la economía estadounidense cerró el 2024 mejor de lo esperado, los truenos no auguran nada bueno. El caos deliberado de los trumpistas es una incertidumbre para los economistas.
Se habló de una gran inflación desde hace meses. Los productos y todo lo que consumimos aumentarán de precio. Dije entonces y digo ahora que hay que prepararse.
Miren a su alrededor: familia, vecinos, compañeros de trabajo, envejecientes. ¿Pueden ayudarles a bajar su ansiedad? ¿Saben si necesitan algo que ustedes puedan proveer?
Pero, sobre todo, recuérdense a ustedes mismos que todo pasa. Esto también pasará.
¡Excelente!, ciertamente hay que saber nadar en aguas superficiales como profound.
Mi Consejo a la gente también es que no se inunden de noticias. Veálas 1 vez al día y preferiblemente a las 5:00pm, No justo antes de acostarse. Eso baja la ansiedad.