Barcelona (España), 11 sep (EFE) – Miles de personas participaron este sábado en la ciudad española de Barcelona en una manifestación a favor de la independencia de la región de Cataluña (noreste), aunque con menor asistencia que años anteriores.
La marcha que se celebra en la capital catalana cada 11 de septiembre con motivo de la Diada, fiesta oficial de la región, estaba convocada por la Asamblea Nacional Catalana, que agltina entidades independentistas, con el lema «Luchemos y ganemos la independencia».
Los organizadores fletaron algo más de 200 autocares hacia Barcelona desde el resto de Cataluña, frente a los cerca de 1.300 de 2019, ya que en 2020 no fue posible por la pandemia, y esperaban al menos 100,000 manifestantes, lejos de los alrededor de 600,000 que según la Guardia Urbana de Barcelona participaron hace dos años.
La Guardia Urbana calculó esta vez unos 108,000 participantes, una cifra que los organizadores elevaron hasta los 400,000.
Los manifestantes portaron carteles en los que se leían eslóganes como «Queremos la independencia ahora» y numerosas banderas independentistas de Cataluña.
La movilización se desarrolló un día después de que el Gobierno regional levarara restricciones para prevenir la covid-19 que impedían este tipo de aglomeraciones, con gran parte de los participantes con mascarrilla pero en muchos tramos no se respetó la distancia de seguridad entre personas.
La cabezera de la manifestación contó con la presencia entre otros del presidente del Gobierno catalán, el republicano Pere Aragonès, que fue recibido con algunos silbidos respondidos por aplausos de sus simpatizantes.
Algunas pancartas críticas preguntaban «¿Dónde está la república, mentirosos?», en referencia a las promesas del independentismo de una república catalana seprada del reino de España.
A la marcha también asistieron otros miembros del Gobierno y del Parlamento de Cataluña y líderes catalanes que el pasado junio fueron indultados por el Ejecutivo español tras haber estado en prisión condenados por delitos como el de rebelión por el referendúm ilegal y la declaración unilateral de independencia de 2017.
La Diada coincidió este año en un momento de división interna en el independentismo catalán, pues Aragonès y su partido Esquera Republicana de Cataluña defienden el diálogo con el Gobierno nacional presidido por el socialista Pedro Sánchez para reclamar la autodeterminación, mientras que lo rechazan otras formaciones también independentistas como JxCat, su socio en el Ejecutivo regional, y la CUP.
La desmovilización en la calle contrastó este año con los resultados de las elecciones catalanas del pasado febrero, en las que el independentismo superó por primera vez el 50 por ciento de los votos y alcanzó una cifra récord de diputados en el Parlamento catalán.