La investigación sigue bajo el protocolo de feminicidio, mientras crecen la presión social y el escrutinio público para resolver el crimen que cobró la vida de la influencer
A una semana del asesinato de la influencer Valeria Márquez, ocurrido el 13 de mayo en Zapopan, Jalisco, la investigación avanza pero aún no hay personas detenidas ni un móvil confirmado.
El crimen, perpetrado por un sicario durante una transmisión en vivo desde su salón de belleza, continúa generando indignación social, mientras la Fiscalía estatal trabaja en tres líneas de investigación bajo el protocolo de feminicidio.
El último parte oficial, emitido este fin de semana, confirmó que los responsables del ataque huyeron en dos vehículos —una motocicleta y un automóvil blanco— y que su escape quedó registrado en las cámaras del sistema de videovigilancia Escudo Urbano C5. Las autoridades aseguran tener imágenes clave de la ruta de escape, así como un retrato hablado del presunto autor material, quien habría actuado por encargo.
Según la Fiscalía, más de 20 personas han sido entrevistadas como parte del proceso, entre ellas familiares, amistades y testigos presenciales. La figura de Vivian de la Torre, amiga cercana de la víctima, ha sido centro de atención en redes sociales por haber insistido en que Márquez permaneciera en el salón ese día y por haberle enviado regalos antes del crimen, aunque no existe hasta ahora ninguna acusación formal en su contra.
El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus Navarro, descartó categóricamente cualquier vínculo entre la víctima y organizaciones criminales, respondiendo a rumores que circularon tras el asesinato.
“No hay elementos que conecten a Valeria con el crimen organizado”, dijo en declaraciones públicas, intentando frenar la especulación que ha contaminado el debate público.
La Fiscalía mantiene abiertas varias hipótesis, incluyendo la posibilidad de un ataque por motivos personales o de género. Aunque las autoridades se han mostrado cautas, han reiterado que el crimen fue premeditado y que el agresor no tenía vínculo previo con Márquez. “Él simplemente era su verdugo”, afirmó un vocero del Ministerio Público.
En redes sociales, familiares y seguidores continúan exigiendo justicia y transparencia. La familia ha solicitado que se revisen a fondo todos los videos del crimen y que se haga pública toda la información disponible que no comprometa la investigación. La cuenta de TikTok de Márquez fue desactivada, pero los registros del ataque continúan circulando en plataformas digitales, alimentando el debate sobre violencia, impunidad y exposición mediática.
A siete días del asesinato, la presión pública sobre las autoridades crece. El caso de Valeria Márquez se ha convertido en un símbolo de la violencia contra las mujeres en México y de la urgencia por respuestas claras y justicia efectiva.