San Francisco (EEUU), 25 abr (EFE) – Los parques temáticos Disneyland y Disney World, estandartes de la mayor compañía de entretenimiento del mundo, llevan cerrados varias semanas por la pandemia de COVID-19, no tienen prevista ninguna fecha de reapertura y han suspendido de empleo y sueldo a unos 100,000 trabajadores, más de la mitad de su plantilla.
The Walt Disney Company, fundada hace casi cien años por el maestro de la animación, es propietaria al 100% de tres de los «resorts» Disney del mundo (los dos de EE.UU. y el de Francia), tiene una participación sustancial en otros dos en la China continental y Hong Kong, y emite la licencia bajo la que opera el sexto «resort», el de Japón.
Todos ellos -que en conjunto suman 12 parques temáticos y centenares de hoteles, tiendas y restaurantes- permanecen cerrados, con la única salvedad de una sección del de Shanghái destinada a compras y restauración, que admite a un número reducido de visitantes bajo estrictas medidas sanitarias.
100,000 EMPLEADOS SIN SUELDO
Tras anunciar el cierre de sus parques a medida que se decretaban órdenes de confinamiento en cada país (los parques de China cerraron en enero, mientras que los de EE.UU. lo hicieron a mediados de marzo), Disney prometió que seguiría pagando a sus empleados en la medida de lo posible y que no habría despidos.
Y así se mantuvo hasta el pasado 18 de abril, pero desde entonces se estima que unos 100,000 trabajadores de los 177,000 que emplean los parques y tiendas de la compañía en todo el mundo han sido suspendidos de sueldo.
La empresa se ha limitado a confirmar que ha dejado de pagar el sueldo a varios de sus empleados, pero no ha ofrecido cifras concretas, por lo que el número de 100,000 afectados es resultado de una investigación llevada a cabo por el diario financiero británico Financial Times.
De estos 100,000 afectados, 43,000 tienen afiliación gremial y se les ha incluido en la medida tras alcanzar un acuerdo negociado con los sindicatos, mientras que el resto no están representados por ningún sindicato.
Mientras dure la suspensión de sueldos, los empleados de los parques y tiendas de Disney mantendrán su seguro médico pagado íntegramente por la empresa (con un plazo límite de doce meses) y podrán acceder a programas gratuitos de formación profesional.
La suspensión de sueldos podría ahorrar a la empresa unos costes de aproximadamente $500 millones mensuales.
SIN FECHA DE REAPERTURA
Por el momento, no hay una fecha de reapertura dictada para ninguno de los «resorts» y varios analistas apuntan a que podrían pasar varios meses hasta que se permita volver a operar a los parques de atracciones, cuyo negocio está estrechamente vinculado a las grandes concentraciones de personas y dificulta el aislamiento social.
A principios de abril, el presidente ejecutivo de Disney, Bob Iger, planteó en una entrevista la posibilidad de que, cuando los parques vuelvan a abrir, se tome la temperatura de los visitantes.
«Del mismo modo que comprobamos los contenidos de las bolsas y mochilas para todo aquel que entra en nuestros parques, podría ser que en algún momento empecemos a tomar la temperatura de la gente», consideró Iger.
«Preparémonos para una situación en la que nuestros clientes nos exijan que practiquemos escrutinios a todo el mundo, incluso si ello significa que se tardará más en entrar a los parques», añadió el máximo responsable de Disney.
PÉRDIDAS DE HASTA $7,000 MILLONES
The Walt Disney Company no presentará resultados hasta dentro de una semana, pero ya empiezan a abundar las estimaciones de las pérdidas que el cierre de parques y tiendas podría suponer para sus cuentas, en su mayoría basadas en las cifras del ejercicio pasado.
En el año fiscal 2019, Disney ingresó $69,000 millones por este segmento de negocio (un 38% del total de la facturación), y obtuvo unos beneficios de $7,000 millones de dólares antes de intereses e impuestos por este concepto, que supusieron casi la mitad de las ganancias de la empresa.
Si, tal y como prevén varios analistas, Disney no vuelve a operar sus parques con normalidad en lo que queda de año, la facturación anual por este concepto bajará prácticamente a cero y la empresa podría dejar de ganar una cantidad equivalente a los $7,000 millones del año pasado.