Quizás los Lakers no eran tan buenos como parecían al final de la temporada regular ni tan malos como se vieron en las eliminatorias a manos de unos Wolves sensacionales
Por David Villafranca
Nueva York (EFE) – Los Angeles Lakers cerraron este miércoles su temporada con una dura eliminación en primera ronda ante los Minnesota Timberwolves (1-4), pero miran con ilusión y esperanza a un futuro con Luka Doncic al frente de la franquicia de púrpura y oro.
Por encima de todo, esta temporada de los angelinos será recordada por el traspaso de Doncic desde los Dallas Mavericks en una de las operaciones más impactantes y asombrosas de la historia de la NBA.
Es cierto que se desprendieron de Anthony Davis, campeón en 2020 y uno de los interiores más dominantes de los últimos años, pero a cambio la franquicia más glamurosa de la NBA recibió a un jugador generacional que aspira a unir su nombre a la lista de iconos de Los Ángeles: ‘Magic’ Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, Kobe Bryant, Jerry West, Wilt Chamberlain, Shaquille O’Neal, el español Pau Gasol, etc.
La fotografía de su debut era alucinante: el 77 de Doncic junto al 23 de LeBron James.
Pero el primer diagnóstico también era evidente en una plantilla con serios agujeros, sobre todo en la zona con un Jaxson Hayes que acabó siendo insuficiente para un equipo con ambición en el ‘playoff’ y que en el partido de esta noche ni siquiera pisó la cancha un segundo.
Sin embargo, ¿quién no podría ilusionarse con LeBron y Doncic juntos? ¿Y quién no podría lanzar las campanas al vuelo tras el prometedor final de temporada de los Lakers?
El esloveno debutó el 10 de febrero con 31-19 de balance para los Lakers. Al final de la campaña fueron terceros del Oeste con un registro de 50-32.
Parecía que bajo la batuta del entrenador debutante JJ Redick habían encontrado una receta muy interesante con Doncic, LeBron y Austin Reaves a cargo de la anotación, Rui Hachimura y Dorian Finney-Smith redondeando un quinteto ‘bajo’ pero muy versátil en ataque y defensa y Gabe Vincent, Jarred Vanderbilt y Hayes como piezas de complemento.
Lamentablemente para los californianos, en el ‘playoff’ se toparon con unos imponentes Wolves (sextos con 49-33), repletos de músculo y centímetros, muy intensos en cada jugada y asfixiantes para abrumar a unos Lakers simplemente sobrepasados en esta eliminatoria pese a tener factor cancha.
Tuvieron algunas excusas como el tercer partido con Doncic muy mermado por un virus de estómago o aquel intento entre épico y suicida de Redick con cinco jugadores para toda una parte en el cuarto encuentro.
Pero la realidad es que quizá los Lakers no eran tan buenos como parecían al final de la temporada regular ni tan malos como se vieron en las eliminatorias a manos de unos Wolves sensacionales.
El momento de Pelinka
Con el crédito por las nubes tras llevar a Doncic a la meca de Hollywood, Rob Pelinka, mánager general de los Lakers, afronta ahora un verano con muchos interrogantes por resolver.
Uno de los más importantes es LeBron, con 40 años y tras su temporada 22 en la liga rindiendo todavía a un nivel excepcional.
Tiene una opción de jugador de 52,6 millones de dólares pero en el pasado ha dejado caer que podría renovar por menos dinero para que el equipo pueda tener mayor margen para reforzarse.
La necesidad más evidente es la del puesto de cinco, tanto para la protección del aro como para potenciar el juego de bloqueo y continuación y ‘alley-oop’ de Doncic.
El frustrado traspaso de Mark Williams por problemas en el reconocimiento médico dejó esa parcela muy descubierta y este verano será sin duda una prioridad para Pelinka.
Aleros defensivos con amenaza desde el triple y decidir quiénes son absolutamente intransferibles (¿Reaves lo es?) serán otros temas encima de la mesa de Pelinka, quien ya tiene a su estrella con Doncic y ahora deberá rodearle de las piezas adecuadas para que los Lakers vuelvan a luchar por el anillo.
