México, 4 sep (EFE) – El herbicida glifosato no podrá usarse en México a partir del año 2024 por sus posibles efectos en la salud y el medioambiente, aunque no hay consenso científico. La prohibición, pese a que se suma a las restricciones de otros muchos países, ha abierto un nuevo conflicto con los empresarios agroindustriales.
«No hay suficiente base científica para prohibir el glifosato», asegura el director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), Juan Carlos Anaya, antes de recordar que «en muchos lados no se ha demostrado que crea cáncer o que dañe».
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó este producto en 2015 como «probablemente cancerígeno para los humanos», pero hasta el momento ningún estudio ha podido probar de manera concluyente que una exposición al herbicida sea causa directa de cáncer.
Para la bióloga e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Patricia Escalante, este pesticida «va haciendo mucho daño a tu cuerpo» pero es difícil de probar.
«Con estas afectaciones que son a largo plazo no se entiende muy bien cuál fue el mecanismo (que originó un posible tumor), y la gente no sabe ni por qué le dio», relata.
El glifosato ha provocado más de 100,000 denuncias a nivel mundial por sus efectos cancerígenos y el fabricante, la multinacional Monsanto adquirida por Bayer en 2018, pagará casi $11,000 millones en compensaciones.
UTILIDAD
Este es el herbicida más usado a nivel mundial y, como describe Anaya, su función es que «las malezas y hierbas no crezcan y afecten a la planta principal, lo que antes se hacía a mano».
«En México es un producto que se utiliza para el maíz, para cítricos, sorgo, para algodón, caña de azúcar, aguacate, café y otros productos», detalla.
El consultor aclara que, pese a que el glifosato es el herbicida usado en el 35% o 40% de la agricultura industrial mundial, no es el único producto de esas características en el mercado «aunque sí el de mejor resultado».
«Estos son temas que se tienen que ver técnica y científicamente, no es cuestión de dogmas. Gracias a la tecnología, a las semillas y a este tipo de fertilizantes la producción del mundo ha aumentado», insiste, tras destacar que hay agroindustriales mexicanos «altamente productivos que han logrado competir en el mercado mundial».
EFECTOS AMBIENTALES
Sin embargo, para Escalante, esa productividad no debe ser la meta cuando se trata de alimentación.
«La agricultura industrial nos ha ofrecido más grano por hectárea pero esos granos son menos nutritivos, no tienen los nutrientes de la agricultura ecológica, por ejemplo», recalca.
La bióloga asegura, tras ver varias experiencias en el campo, que el glifosato con los años de uso «envenena la tierra y ya no crece el maíz, se pierde todo».
«Está haciendo mucho daño a las abejas y a los polinizadores. Nuestra miel se contamina y hay menos polinizadores para los árboles frutales que también consumimos. Hay que andar polinizando a mano, es terrible», asevera.
PROHIBICIÓN GLOBAL
La discusión que se ha desatado ahora en México sobre el glifosato lleva años instalada por varios países en todo el mundo, aunque solo Austria lo ha prohibido de manera total.
También es ilegal usar este producto en varios territorios de Estados Unidos, Canadá, Argentina, Escocia, España y Nueva Zelanda; y las restricciones a su uso están extendidas por América, Europa y Asia.
México todavía no ha establecido cómo se va a dar la prohibición paulatina hasta 2024, cuando el cese en su uso sea definitivo, pero ya en 2019 la Secretaría de Agricultura censuró su importación.
A la espera de esa hoja de ruta y días después de anunciar la decisión, la Secretaría de Medio Ambiente cambió de titular «por motivos de salud».
Este viernes, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, confirmó que el dimitido exsecretario, Víctor Manuel Toledo, sufrió un asalto en su vivienda a causa de la prohibición.
«Fueron a tirarle al patio de su casa químicos, y lo protegimos», expresó el presidente, días después de confirmar que Toledo estaba «mal de salud».
Ahora, la responsabilidad está en manos del mandatario, que deberá decidir cómo acabar con el uso del glifosato sin perjudicar el sector agrario, el único que sigue creciendo pese a la recesión.