Madrid, 14 jun (EFE) – La población de chimpancés en el mundo ha sufrido un «brutal» declive debido a la creciente desaparición de su habitat, una situación que es hoy mucho peor que hace 60 años, cuando la científica británica Jane Goodall pisó por primera vez Tanzania para estudiar a los chimpancés salvajes.
Así lo ha explicado a Efe este martes, Día Mundial del Chimpancé, la bióloga Laia Dotras, directora adjunta del Instituto Jane Goodall en España (IJGE), quien resume esta situación con una llamativa comparativa de cifras: «a principios del siglo pasado había entre 1 y 2 millones de chimpancés en libertad y actualmente se estima su población en unos 350,000».
No en vano, los chimpancés figuran en la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión para la Conservación de la Naturaleza.
Varias organizaciones conservacionistas, incluyendo al IJGE, lanzaron hace tres años la idea de dedicar el 14 de julio a esta especie en conmemoración del viaje de Goodall y con el objetivo de «celebrar la existencia» del «pariente vivo más cercano al ser humano en el reino animal», incrementar la conciencia sobre las «numerosas» amenazas a su supervivencia y promover un cuidado «apropiado y enriquecido» en las situaciones de cautividad.
Dotras ha asegurado que, cuando la hoy famosa primatóloga, etóloga y antropóloga llegó por primera vez a las selvas tanzanas de Gombe, «no se sabía nada de los chimpancés en libertad», por lo que su labor «sacudió el conocimiento científico de la época».
Su investigación de campo puso de manifiesto que estos simios fabrican y utilizan herramientas para obtener alimento, demuestran emociones como el dolor cuando muere uno de los suyos y «su lado más oscuro: tienen guerras entre ellos».
Todo esto «cambió totalmente nuestra visión de los chimpancés y sobre nosotros mismos», ya que «al confirmar que otros animales tienen conductas propias de nuestra especie, nos demuestra que no estamos arriba de la escalera del reino animal», según Dotras.
A pesar de ello, seis decenios después de que Goodall comenzara sus trabajos en Tanzania, la situación para los chimpancés «es mucho peor», con un declive poblacional «brutal» debido especialmente a la desaparición de su hábitat pues los bosques y selvas donde viven son talados «para obtener madera, extraer oro y coltán o instalar monocultivos».
Además, en muchos países de África son cazados como recurso alimenticio y existe un «mercado ilegal en el que su carne es muy preciada», a lo que hay que sumar el tráfico ilegal de crías, que se exportan a otros países para ser empleados en circos o vendidos como mascotas.
La bióloga aclara que hay cuatro subespecies de chimpancés y una de ellas, la instalada en Senegal y Guinea al oeste de África que es con la que trabaja el IJGE, «está críticamente amenazada» hasta el punto de que para 2060 sólo quedará un 1% de la actual población si sigue descendiendo al mismo ritmo.
No obstante, hay margen para la esperanza porque «todavía tenemos tiempo de frenar este fuerte declive si trabajamos todos juntos» ya que, según el mensaje de la propia Goodall, «cada uno de nosotros puede marcar la diferencia».
Dotras recuerda que «todo está interconectado» y aunque «pensemos que nuestras acciones no tienen nada que ver con lo que sucede en otros puntos, lo que uno hace afecta a los demás, para bien o para mal» y de ahí que «cada pequeño gesto que hacemos repercute de alguna forma».
Entre las medidas que puede tomar cualquier ciudadano para proteger el hábitat de los chimpancés figuran no comprar madera de origen tropical, evitar el consumo de aceite de palma, reciclar o alargar la vida útil de los productos electrónicos o apoyar programas de apadrinamiento de estos animales y de mejora en las condiciones de vida de las poblaciones humanas asentadas cerca de las zonas selváticas donde residen.