Por Miguel Díaz Román
Especial para EyBoricua.com
San Juan (2 de octubre de 2020) – La zona costera del pueblo de Arecibo está en estado crítico por la masiva erosión causada por el imbatible oleaje del océano Atlántico, que no tan solo amenaza con arruinar playas, sino que ha causado derrumbes en los acantilados costeros, socavado el principal puente del pueblo, colapsado calles y amenaza con afectar la permanencia de muchas comunidades.
Así lo reveló la doctora Maritza Barreto, directora del Instituto de Investigación y Planificación Costera de Puerto Rico, quien explicó que de los 44 pueblos ubicados en las costas de la isla, Arecibo es el más afectado por el embate del oleaje.
Esto probablemente obedece a que en el norte de la isla, en un predio que se extiende desde Arecibo hasta Quebradillas, se encuentra la parte más profunda del Atlántico.
Además, dicha costa carece de una superficie terrestre en declive debajo del mar que sirva de amortiguador, lo que en gran medida explica el fuerte oleaje que castiga la costa y la atmósfera de intenso salitre que caracteriza a esa zona.
“Allí hay fuerte oleaje y en la costa rocosa y en los acantilados de Arecibo hay escorrentías de tierras, derrumbes costeros. Estamos investigando porqué ocurre eso, quizás hay tuberías que afectan la costa, no sabemos. Hay un puente cerca del pueblo que se afectó y también hay infraestructuras afectadas, calles y comunidades que están en riesgo. Hay que darle prioridad a Arecibo”, sostuvo Barreto.
La investigadora advirtió que el nivel del mar ha crecido e invadido más la zona costera, lo que ha reducido el espacio de las playas. El fenómeno es notable en la zona costa del Muelle en Arecibo y el sector La Boca en Barceloneta. También es visible en Añasco, Humacao y Aguadilla.
“La línea de agua sigue entrando a tierra cada vez más y eso es un peligro porque cuando ocurran otros huracanes el mar entrará con gran facilidad a tierra y las zonas habitadas, a las comunidades. Por eso es bien importante no construir en la zona marítimo terrestre”, dijo Barreto.
El segundo municipio más afectado es Arroyo, en cuya zona costera existen áreas con numerosos condominios costeros y áreas de entrenamiento pasivo, restaurantes y paradores.
“En Punta Guilarte en Arroyo la erosión ha sido muy fuerte y se han perdido algunas villas de un hotel por el oleaje”, dijo Barreto.
De acuerdo con la investigadora, el huracán María, ocurrido en septiembre del 2017, fue el evento que incrementó la erosión costera y marcó la diferencia en el estado de las costas y la reducción de las playas.
“Después de María, la zona costera de La Boca de Barceloneta se redujo. De 120 metros de playa, se redujo a 40 metros y hasta 20 metros. Hubo una reducción del 75% de la playa en La Boca “, dijo Barreto.
Un aspecto relevante es que seis meses después del huracán María, en el área de las costas de Añasco, cercanas a la desembocadura del Río Grande de Añasco, la playa, que se había tornado más angosta por el efecto de la tormenta, ganó más espacio y “ahora son más anchas de lo que eran antes”, comentó Barreto.
Indicó, además, que el huracán María tuvo dos efectos distintos en las costas de la islas, pues en determinados predios costeros causó una gran erosión y en otros provocó una importante acumulación de arena.
“De Mayagüez a Vega Baja hubo mucha erosión. Se aplanaron playas, porque desapareció la arena acumulada que suele haber en las playas, que causa un declive desde el área en que comienza la vegetación hasta la línea del agua, que es hasta donde llega el agua del mar”, explicó Barreto.
También se experimentó erosión desde la zona costera del pueblo de Ceiba hasta Santa Isabel.
Pero en una zona que discurre desde el pueblo de Vega Baja hasta Fajardo, el huracán María causó significativas acumulaciones de arena en los pueblos de Cataño, San Juan, Carolina y Loíza, incluyendo los sectores de Puerta de Tierra y Ocean Park en San Juan.
“Fue una acumulación momentánea porque al mes de marzo del 2018, seis o siete meses después del huracán María, las acumulaciones de arena desaparecieron por unas marejadas intensas, provocadas por una tormenta que ocurrió en el Atlántico Norte, muy lejos del Caribe, y que se sintieron acá y causaron más daños que el huracán María”, explicó Barreto.
Otro aspecto es que la erosión y la pérdida de arena por el efecto del oleaje del mar puede continuar y causar graves daños en áreas que son vulnerables, ya sea por acciones humanas o causadas por la misma naturaleza.
Entre estos lugares Barreto mencionó el sector Fortuna en Luquillo, Villa Cristiana en Loíza, Ocean Park y Puerta de Tierra en San Juan.
Los hallazgos de la investigación realizada por el Instituto de Investigación y Planificación Costera de Puerto Rico, una entidad adscrita a la Escuela Graduada de Planificación de la Universidad de Puerto Rico, serán divulgados en marzo del 2021. Estos se han obtenido por una exhaustiva pesquisa que se nutrió con fotos aéreas de alta resolución, el uso de drones y el examen minucioso de las áreas costeras por un equipo de tres investigadores principales y 15 estudiantes graduados.
Barreto indicó que para detener la erosión no necesariamente se requerirá el levantamiento de los llamados “rompe olas”, que son estructuras fortificadas destinadas a detener el curso natural del oleaje marino, o la llamada “mitigación informal”, que son “rompeolas” realizados por ciudadanos con piedras y otras estructuras.
“La mitigación informal se hace para detener el efecto del mar en las propiedades y se hacen sin estudiar el comportamiento de la playa y sin estimar el efecto que causarán que otras estructuras. Se sabe que causan más erosión a los lados”, dijo Barreto.
Entre las medidas recomendadas para mitigar la erosión figura detener la construcción en la zona marítimo terrestre, reforestar, proteger las zonas de dunas naturales o construir dunas para proteger las zonas costeras; sembrar mangles y establecer tablados con el fin de evitar la huella humana en zonas costeras vulnerables.