Londres, 19 may (EFE) – El confinamiento global impuesto para combatir la pandemia de COVID-19 provocó en su pico el pasado 7 de abril una reducción del 17% de las emisiones diarias mundiales de carbono, hasta su nivel más bajo desde 2006, revela un estudio publicado este martes en «Nature Climate Change».
El análisis, hecho por un equipo internacional de científicos coordinado por Corinne Le Quéré, de la universidad inglesa de East Anglia, advierte, sin embargo, de que ese efecto positivo «no durará» si los Gobiernos no introducen medidas permanentes para rebajar las emisiones nocivas a la atmósfera.
A pesar de que el mundo se encamina este año a una reducción de las emisiones de entre un 4% y un 7% respecto a 2019 (según lo que duren las restricciones), el mayor descenso anual desde la segunda Guerra Mundial, ello apenas tendrá impacto en el cambio climático, debido a la gran cantidad ya acumulada, avisan los expertos.
Los científicos analizaron las restricciones impuestas en 69 países responsables de un 97% del total de emisiones de CO2 y su efecto diario en sectores de actividad claves entre enero y abril, comparado con los datos de 2019.
De acuerdo con el estudio, durante el pico del encierro el 7 de abril, cuando las regiones más contaminantes (China, EEUU, Europa e India) estaban confinadas, las emisiones diarias globales bajaron en 17 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), un descenso de 17% respecto a 2019, con una caída media diaria del 26% en cada país.
Las emisiones por parte del transporte terrestre representaron casi la mitad (43%) de la disminución, mientras que la generación de energía representó el 19%, la industria el 25% y la aviación el 10%.
Por países, China redujo sus emisiones un 23.9%; EEUU un 31.6 % e India un 25.7%, mientras en la región europea el descenso máximo fue del 27%.
Según el estudio, en España la caída máxima fue del 31.9%; de un 26.4% en Alemania; Francia redujo sus emisiones un 34% e Italia un 27.7%.
En América Latina, Brasil las disminuyó un 25.2%; Argentina un 27.3%; Colombia un 36.5%; Chile un 20.1%; México un 20.1% y Venezuela un 29.5%.
Los autores modelaron tres escenarios potenciales de desconfinamiento hasta finales de este año y hallaron que podría conseguirse una reducción anual de emisiones de entre el 4% y el 7% en 2020.
El informe de la brecha del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA) dice que se necesita una disminución constante de las emisiones de gases de efecto invernadero del 2.7% anual para mantener el calentamiento muy por debajo de los 2oC, y del 7.6% por año durante décadas para mantenerse por debajo de los 1.5oC.
Los autores alertan de que la prisa por impulsar paquetes de estímulo económico no debe hacer que se eleven las futuras emisiones e instan a los Gobiernos a mejorar las políticas del transporte y la movilidad para lograr un cambio permanente, dado que estos sectores han supuesto casi la mitad de la disminución de las emisiones durante el confinamiento.
«La medida en que los líderes tengan en cuenta el cambio climático al planificar sus respuestas económicas posteriores a COVID-19 influirá en la trayectoria de las emisiones mundiales de CO2 durante las próximas décadas», afirma Le Quéré.
La experta anima a aplicar «cambios reales y duraderos», sobre todo en el área de transporte: «por ejemplo, en las ciudades y los suburbios, el apoyo a los desplazamientos a pie y en bicicleta, y la adopción de bicicletas eléctricas, es mucho más barato y mejor para el bienestar y la calidad del aire que la construcción de carreteras, y preserva el distanciamiento social».
Otro de los autores, Rob Jackson, de la universidad de Standford (EEUU) y presidente del Proyecto Global de Carbono, declara a su vez que es necesario «un cambio sistémico a través de la energía verde y los coches eléctricos», no solo «reducciones temporales» debidas a un «comportamiento forzado».