Tokio, 1 jul (EFE) – Las bolsas de plástico desechables que los japoneses consumen asiduamente en las tiendas cuestan dinero a partir de este miércoles, en un giro radical en las costumbres de un país adicto a los envoltorios con este material.
Incluso las frutas y verduras suelen estar rodeadas en los comercios por diversas capas de plástico antes de acabar finalmente en una bolsa también de plástico para transportarlas, un hábito que el Gobierno nipón ahora intenta cambiar a través de esta iniciativa.
La medida pública requiere que los comercios minoristas paguen una tarifa por la distribución de este material, desde las pequeñas tiendas repartidas por todo el país hasta los grandes supermercados.
Por ejemplo, las tres principales cadenas de tiendas de conveniencia, que abren 24 horas, han decidido cargar a los clientes entre tres y cinco yenes por cada bolsa, equivalente a algo menos que de tres a cinco centavos de dólar.
Las cadenas Seven-Eleven, FamilyMart y Lawson modifican así su política de reparto, mientras que el Gobierno nipón quiere fomentar la distribución libre de bolsas de materiales reutilizables, biodegradables o fabricadas con un porcentaje considerable por biomasa.
Otros comercios minoristas, como grandes almacenes o cadenas de comida rápida, han decidido cambiar la distribución de plástico entre sus clientes por el de bolsas hechas de papel o materiales sustitutivos derivados de la biomasa.
PAGAR, RECHAZAR O PROHIBIR
El objetivo de esta medida es reducir la contaminación que estos residuos provocan en ecosistemas como el marino, aunque las bolsas sólo suponen cerca del 2% de los desechos plásticos en Japón.
El ministro de Medio Ambiente nipón, Shinjiro Koizumi, ha invitado a pensar en «el problema de los residuos de plástico» y a cambiar para convertir Japón en una sociedad «en la que sea común rechazar bolsas» de este material, según declaraciones recogidas por la cadena pública NHK.
La iniciativa parte de una serie de políticas adoptadas por el Gobierno nipón el año pasado, después de que el Grupo de los 20, que celebró su cumbre de 2019 en la ciudad japonesa de Osaka, alertara con fuerza sobre este problema y su impacto en los océanos.
Cálculos de organizaciones internacionales sitúan en cerca de 8 millones de toneladas los desechos plásticos a nivel mundial que no son reciclados o utilizados y que terminan en los océanos, generando una gran contaminación de microplásticos.
A pesar de decisiones como la de hoy, Japón entra rezagado en la práctica de cobrar por las bolsas de plástico, algo que ya se ha aplicado en naciones como China, Francia o el Reino Unido, o en megápolis como Nueva York.
Para organizaciones ecologistas como Greenpeace, esta medida no es suficiente y está retrasada respecto a los debates existentes en otras naciones sobre la reducción de este tipo de residuos.
«Las discusiones en los principales países van sobre prohibir el uso de bolsas de plástico, no sobre pagarlas», aseguró el responsable de plásticos de Greenpeace Japón, Hiromasa Otate.
DEMASIADA BASURA QUE PROCESAR
De acuerdo con datos de la ONU, Japón es el segundo mayor productor mundial de residuos plásticos por persona después de Estados Unidos y, según el informe anual del Instituto Nacional de Gestión del Plástico, durante 2018 generó un total de 8.9 millones de toneladas de residuos de este material.
Japón cuenta con un desarrollado sistema de separación y reciclado, pero en la práctica solo reutiliza una pequeña parte del plástico desechado.
Desde que China decidió dejar de importar este tipo de basura a finales de 2017, el Gobierno nipón adoptó nuevas normativas para contener el uso excesivo del plástico y usó como alternativas la exportación de sus residuos a Tailandia y Vietnam.
El Ejecutivo japonés elaboró entonces un plan para recortar en un 25% la emisión de residuos no reciclables de este material para 2030, que incluye medidas como la que se aplica a partir de este miércoles.