Plan federal permite perforación en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico pese a oposición de comunidades indígenas y ambientalistas
ANCHORAGE, Alaska — El Departamento del Interior de Estados Unidos anunció esta semana un paquete de acciones que incluye la reapertura de 1.56 millones de acres en la llanura costera del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico (ANWR, por sus siglas en inglés) para explotación de petróleo y gas, una decisión que revive un intenso debate sobre los impactos del desarrollo energético en territorios ecológicamente sensibles.
La medida, tomada en cumplimiento de una orden ejecutiva del presidente Donald Trump y otras leyes federales, revierte las restricciones impuestas por la administración anterior y autoriza nuevas subastas de derechos de perforación a partir del invierno de 2025. También se reinstalan concesiones previamente canceladas a la Autoridad de Desarrollo Industrial y Exportación de Alaska (AIDEA).
Impacto ecológico y oposición indígena
El ANWR, uno de los ecosistemas más frágiles del planeta, es hogar de especies como osos polares, caribúes y aves migratorias. La región también es considerada sagrada por las comunidades Gwich’in, que dependen de la salud de estas tierras para su sustento cultural y físico.
Organizaciones ambientales y líderes indígenas han advertido que las perforaciones podrían alterar de manera irreversible hábitats críticos y violar los derechos de autodeterminación de los pueblos originarios. Se anticipan demandas legales para frenar el proyecto.
Otros proyectos aprobados en Alaska
Además del ANWR, el gobierno federal reactivó otros desarrollos controvertibles en el estado, incluyendo:
- Permisos para el proyecto Ambler Road, una vía de acceso a minas en la región noroeste del estado.
- El corredor King Cove–Cold Bay, un polémico proyecto vial a través del Refugio Nacional de Izembek, que ha sido criticado por su impacto sobre zonas silvestres y especies migratorias.
- Asignación de tierras a veteranos nativos de Alaska de la era de Vietnam, permitiéndoles reclamar hasta 160 acres de terrenos federales.
Perspectiva oficial y crítica ambiental
El secretario del Interior, Doug Burgum, defendió la decisión como parte de una estrategia para “fortalecer la independencia energética de EE.UU. y apoyar a las comunidades de Alaska”. Sin embargo, defensores del medioambiente ven las acciones como un retroceso que socava décadas de protección ecológica y desoye las preocupaciones de las comunidades locales.
Esta expansión energética ocurre en un contexto global de crisis climática y llamadas urgentes a reducir la dependencia de combustibles fósiles. El desarrollo en ANWR y otras zonas protegidas plantea serias interrogantes sobre el rumbo ambiental del país y los riesgos que enfrentan los ecosistemas árticos ante la explotación industrial.




