Lucienne Hernández, Cristina Soler y René Monclova reflexionan sobre la industria local y su nueva película
Por José E. Maldonado Marrero
Eyboricua.com
SAN JUAN, Puerto Rico – El cine puertorriqueño ha crecido en los últimos años con una mayor cantidad de producciones, pero sigue enfrentando obstáculos, especialmente en el acceso a distribución y exhibición. En el marco del estreno de Parto, la nueva película de Teatro Breve, conversamos con Lucienne Hernández, Cristina Soler y René Monclova sobre el estado del cine local y la importancia de contar historias propias.
Para Monclova, la industria cinematográfica en la isla está viviendo una contradicción.
«Yo creo que el cine está pasando por un buen mal momento. Bueno en el sentido de que se está haciendo mucho más, pero malo en el sentido de que no tenemos distribución. Ese es el problema del cine puertorriqueño», explica.
A pesar del talento y la creatividad que existen en el país, las producciones locales enfrentan dificultades para mantenerse en cartelera.
«Se hace una gran inversión y se hacen unas apuestas sin tener todavía una red robusta de distribución», añade.
Monclova sugiere que se necesita un espacio estable donde las películas puertorriqueñas puedan exhibirse sin depender de grandes cadenas de cine.
«Pienso que quizás se debe tener una sala permanente de cine puertorriqueño abierta todo el año, donde puedan ir las películas que han sido exitosas, que no dependan de terceras personas para presentarse al público».
Escribir para el cine local
Hernández, quien escribió el guion de Parto, destaca que en Puerto Rico no solo hay talento, sino también una gran capacidad de adaptación para crear cine con los recursos disponibles.
«Me dijeron: ‘Escribe una película para un ‘location’, escribe algo que se pueda hacer en un sitio nada más’» recuerda. Esa restricción, en lugar de ser un obstáculo, se convirtió en un reto creativo.
También menciona cómo tuvo que aprender a escribir para cine, un proceso diferente al de los sketches de Teatro Breve.
«Mi compañero, que es guionista, me ayudó con la traducción porque la escribí en inglés como parte de una clase. Me decía: ‘Aquí no hay… ¿qué está haciendo este personaje?’, porque yo era todo diálogo, diálogo, diálogo».
La importancia de ver lo nuestro en pantalla
Más allá de los desafíos de la industria, Hernández enfatiza la relevancia de que el público apoye las producciones locales.
«A mí me llena de orgullo hacer cosas puertorriqueñas, hacer cosas de aquí. Yo creo que uno… ver Netflix está cool, pero ver a gente que habla como tú, que tú ves el ‘landscape’ tuyo, ¿verdad?, estas calles con hoyos, con qué sé yo, la ciudad venida a menos, como es la ciudad en la que vivimos, pues a mí como que yo digo que… conecta».
En ese sentido, invita a la audiencia a darle una oportunidad a las producciones locales.
«Está haciendo un cine puertorriqueño de calidad y que es tan bueno, tan malo, con sus errores, con lo que sea, como cualquier cine de cualquier parte del mundo. Y vemos cualquier película en Netflix, la escogemos a ver qué pasa, pues vayan a ver qué pasa, a ver si les gusta. Los reto».
El trasfondo de Parto
Si bien el cine puertorriqueño enfrenta sus retos, sigue contando historias relevantes para el público. En Parto, la trama gira en torno a un grupo de amigas que acompaña a una de ellas en el proceso de dar a luz.
Soler destaca que esta es la segunda película del grupo, pero con una diferencia clave respecto a Picando Alante.
«Son temas distintos, pero el grupo es el mismo y la dinámica ha sido súper placentera. Es una de mucho crecimiento, de mucha apertura. La primera fue teatro que se adaptó a cine, esta se escribió desde sus inicios como un guion de cine».
El tema del parto también llevó a las entrevistadas a compartir sus experiencias personales sobre la maternidad y el juicio social que enfrentan las mujeres al tomar decisiones sobre su cuerpo.
«Yo sabía que iba a ser cesárea desde hacía como siete años antes de quedar embarazada, porque me habían hecho una operación y me dijeron: ‘Si algún día quieres tener un hijo, sabes que va a ser cesárea’» cuenta Hernández, quien recuerda haber recibido muchas opiniones externas sobre su decisión.
Por su parte, Soler menciona: «Yo parí en un hospital, no hubiera querido, yo hubiera parido en una bañera, pero… hubo un poco de… algunas personas no estaban de acuerdo. Que me debería tocar a mí, porque yo era la que estaba pariendo, pero nada».
Monclova, por otro lado, compartió su experiencia con el nacimiento de sus hijos y cómo las condiciones en los hospitales afectaban las decisiones de su esposa.
«No le metían fórmula en el hospital y se lo decían a ella, que era madre lactante ya de dos, con la tercera. Decían: ‘Tú no vas a dar leche’. Ella decía: ‘Yo lacté al mayor cinco años y a la segunda tres años, a los dos a la vez, no me digas lo que yo puedo hacer’».
El cine puertorriqueño necesita más oportunidades
El estreno de Parto es una nueva prueba de que en Puerto Rico se sigue haciendo cine a pesar de las dificultades. Para los creadores, lo más importante es que las historias lleguen al público y que este las apoye.
Como dice Monclova, «se hace mucho cine, pero necesitamos que tenga dónde exhibirse». Y como reta Hernández, «vayan a ver qué pasa, a ver si les gusta».