Los campesinos usaron sus silletas como lienzos para exaltar su cultura y las tradiciones de la región
Por Jeimmy Paola Sierra
Medellín (Colombia) (EFE) – Medellín floreció este domingo con el majestuoso desfile de más de medio millar de campesinos cargando en sus espaldas enormes arreglos florales durante la edición 67 del Desfile de Silleteros que cerró la Feria de las Flores ante la mirada de unos 800,000 espectadores.
Después de abandonar en la madrugada sus pintorescas fincas en el caserío de Santa Elena, donde hace más de seis décadas nació esta florida tradición, los silleteros presentaron las obras de arte que diseñaron y elaboraron con las flores que ellos mismos cultivan en sus jardines.
Al ser el corazón de la feria, que cada año, durante agosto, llena de millones de flores a esta ciudad colombiana, los silleteros pasaron los últimos días concentrados en las creaciones, que fueron aclamadas en un recorrido de 2.8 kilómetros, vividos al ritmo de música tropical, aplausos y el canto de «vuelta, vuelta» que en cada tramó soltó la multitud para poder disfrutar de cada detalle de los arreglos.
Con la silleta a cuestas, como sucedió en 1957 con el primer desfile realizado por cargueros del departamento de Antioquia, apareció en primera fila Juan Ortiz, de la vereda (aldea) El Placer, como el ganador absoluto del desfile al imponerse con su arreglo floral en la categoría ‘Monumental’.
«Estoy muy contento. El año pasado por un error me descalificaron. Me puse triste, pero mis hijos me animaron a hacer otra. Les dije que para este año iba a hacer casi la misma silleta porque sabía que con esa iba a estar entre los finalistas. Este premio gordo, como decimos, no me lo esperaba hoy», expresó a periodistas Ortiz.
Para el ganador este triunfo representó una «revancha» y un premio a hacer «las cosas con amor y en familia» luego de más de 18 horas de trabajo en la silleta que deslumbró al jurado.
También brillaron los silleteros ganadores María Carolina Atehortúa, en la categoría «Emblemática»; Edwin Camilo Ramírez, en «Artística»; Dórigo de Jesús Zapata, en «Tradicional»; Juan Camilo Atehortúa, en «Comercial»; Samuel Morales Henao, en «Junior», y Julián Ramírez, en «Infantil».
Antes de empezar el desfile, la lluvia puso un nuevo desafío para los 530 silleteros que participaron, entre ellos 430 adultos, 50 niños y 50 junior, además de los pioneros, quienes tuvieron un lugar privilegiado en carrozas por ser esos primeros cargueros e inspiradores de varias generaciones y que guían los pasos de los más jóvenes para honrar y preservar este legado.
El secretario de Cultura Ciudadana de Medellín, Santiago Silva Jaramillo, señaló que para esta edición de la feria, que después de 10 días llegó a su final convirtiendo a la ciudad en un tapiz, quisieron poner a los silleteros en «el pedestal, sin ellos esto no podría ocurrir, por el patrimonio que representan».
Sobre esta tradición, convertida en 2015 en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, indicó que por petición de los mismos silleteros está la intención de avanzar para ser nombrado también como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Lienzos que rinden homenaje
Los campesinos usaron sus silletas como lienzos para exaltar su cultura y las tradiciones de la región, pedir por el cuidado del planeta y la conservación del medioambiente y transmitir mensajes sobre el poder femenino, la diversidad y la igualdad.
Además exaltan a personajes como los futbolistas James Rodríguez, Linda Caicedo y Luis Díaz, y al pintor y escultor Fernando Botero, fallecido en septiembre de 2023.
«Quise representar la pujanza de los campesinos antioqueños con mi silleta, que tiene una obra del maestro Fernando Botero y él aparece pintando. La hice voluptuosa porque así son las pinturas y las esculturas del maestro», dijo a EFE Santiago Atehortúa, quien terminó cuarto en su categoría al presentar una creación con más de 40 variedades de flores.
Para él, «esto es pura herencia» y con orgullo cargó un arreglo que pesa unos 90 kilos y en el que, además de recrear a Botero, dio vida a una casa típica de Antioquia con su jardín y a un pavo real para cumplirle a «mi abuela que cargó silletas por más de 20 años y a mi papá, que también lo hizo».