Por Wilda Rodríguez
Periodista
La Comisión Estatal de Elecciones (CEE) es un caos en construcción instigado por el bipartidismo azul y rojo que le tiene pánico a las elecciones del 5 de noviembre de 2024. Si ese día sospechara que pierde, apretaría el botón del pánico para dislocar el proceso eleccionario cuando todavía tenga la autoridad de ser quien lo “arregle” a su favor.
La oposición tiene en sus manos prevenir ese escenario a tiempo, reclamando ayuda de observadores internacionales. Nuestra primera opción es el Centro Carter, donde Chip Carter, hijo de Jimmy y Rosalynn Carter, está o se hará pronto cargo tras la muerte de su madre y la salud precaria del expresidente.
Me parece escuchar la voz de Juan Manuel García Passalacqua llamando al expresidente: “¿Cómo hacemos para que vengan a velar esto?”. Todavía tenemos esa línea privada abierta y espero que la usen los que pueden.
No soy la única, ni siquiera la primera, que plantea la evidente necesidad de que las próximas elecciones estén bajo observación de entidades externas de las que proliferan en el mundo para esos fines.
El deterioro de nuestro sistema electoral lo amerita hace tiempo, pero en las próximas elecciones es imprescindible. Solo la aprobación a la trágala de un Código Electoral para el 2020 que dio paso a unas elecciones turbias nos debe bastar para reclamar esa intervención.
Los entuertos de esas elecciones nunca se resolvieron. El bipartidismo se sostuvo. El PNP quedó a cargo del amapucho y de hacer nuevas trampas para estirar la sábana al bipartidismo PNP-PPD. No les ha salido como esperaban y ambos partidos están en apuros.
La única salida es crear un caos en la CEE mientras puedan reclamar la autoridad para arreglarlo a su favor. Extenderán hasta donde puedan una presidencia interina para una CEE que no tiene dinero y elude los problemas tecnológicos en el Registro Electrónico de Electores y los endosos electrónicos.
Con el sistema judicial dominado por jueces nombrados por el PNP, poco a poco desarrollan la tormenta perfecta que necesita el bipartidismo para tratar de prevalecer si todo le sale mal. Ese caos en construcción se utilizaría para justificar que el gobierno – Administración/Judicatura PNP y Legislatura PPD – gire el proceso eleccionario a su favor si el bipartidismo pierde las elecciones.
La administración del PNP y/o la legislatura del PPD no tomarán la iniciativa de pedir observadores internacionales para las elecciones del 5 de noviembre de 2024. Descartado eso, habrá que buscar una institución con estatura para hacerlo. Una vez puesto en marcha ese mecanismo, difícilmente el PNP-PPD pueda oponerse. Después de todo, se trata del americano.
Además del Centro Carter, existen múltiples misiones observadoras de organizaciones como la ONU, la OEA, la Asociación de Magistrados Electorales de las Américas, el Centro de Asesoría y Promoción Electoral (CAPEL), la Misión de Acompañamiento Internacional, la International Foundation for Electoral Systems, y siguen sumando.
A manera de ejemplo, a las elecciones de julio de 2022 en Colombia acudieron más de 400 observadores de más de cincuenta organizaciones. El Centro Carter, sin embargo, nos es más cercano desde su fundación en 1982 y podemos empezar por ahí.
Reconozcamos que no hay nada nuevo en la pretensión de los administradores de la colonia de manipular las elecciones a su favor. Para los que no lo recuerden o no hayan estado en el vecindario, en 1980 se formó una trifulca electoral premeditada en la que el PNP se salió con la suya y el PPD se allanó. Carlos Romero Barceló le tumbó las elecciones a Rafael Hernández Colón y todo quedó en familia. Hasta el vudú intervino en el desconcierto que se produjo. Y no pasó nada. Caos resuelto.
La estrategia del caos es una herramienta común del chanchullo autoritario. El autoritarismo recurre a la confusión y el desasosiego como estrategia con mucha frecuencia. Su debilidad está en los estrategas. Los hay buenos y los hay malos.
El hecho de que la que se cocina en la CEE sea tan evidente a 11 meses de las elecciones nos dice hacia dónde se inclina la calidad de los estrategas del bipartidismo dominante. Edwin Mundo y Toñito Cruz – para mencionar dos de ellos – se están deteriorando ante los ojos de todos. Pero siguen tratando de acomodar el libreto. No bien decae la discusión de un problema en la CEE surge otro.
Y todavía nos falta lo que estén fraguando para tratar de fastidiar la Alianza antes del 5 de noviembre de 2024. La Alianza, que les ha movido el piso debajo de los pies y no lo pueden disimular.
Sabido es que estaremos muy atareados tratando de salvar la intención del elector versus la intención del gobierno bipartidista de mantener su posición privilegiada en la administración de la colonia. Mientras más pronto pidamos ayuda internacional, mejor.