Buenos Aires, 27 de agosto de 2021 (EFE) – Las olas de calor, las lluvias torrenciales y los incendios devastadores son fenómenos cada vez más frecuentes en todo el mundo, motivados por un cambio climático que, hasta la fecha, «se ha venido dando gradualmente y se va a seguir dando gradualmente».
Así lo manifestó en una entrevista a Efe Carolina Vera, meteoróloga y vicepresidenta del equipo de trabajo 1 del Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC), quien subrayó la necesidad de «definir acciones» en los próximos años para mitigar esta situación.
«Tenemos todavía tiempo de definir acciones. Si lo ponemos todo en alerta roja, como que no hay nada que hacer, agarremos los botes y sobrevivamos… No es así. Es serio, pero tenemos oportunidades de cambiar», aseguró Vera, que además se desempeña como jefa de Gabinete del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina.
EL CAMBIO CLIMÁTICO EN SURAMÉRICA
El pasado 9 de agosto, el IPCC publicó un informe que certificaba el papel «innegable» del ser humano en el calentamiento del planeta, llevando a una subida de temperaturas «sin precedentes» en los últimos 2,000 años.
Según el documento, algunos efectos de este cambio climático serán irreversibles durante milenios, como la composición de los océanos o el nivel del mar, que a finales de este siglo habrá subido inevitablemente entre 28 y 55 centímetros.
Como novedad en este informe, el IPCC, que desde 1988 analiza para Naciones Unidas los efectos del cambio climático en el planeta, aplicó un enfoque regional con datos para cada continente.
En el caso de Suramérica, que aparece dividida en siete subregiones, el fenómeno más «generalizado» en estos últimos años es el aumento de las temperaturas, especialmente en el noroeste (Ecuador, Colombia y norte de Perú) y el sureste (norte de Argentina, Paraguay, Uruguay y sur de Brasil).
Esas mismas zonas sufrirán, según Carolina Vera, las mayores subidas de precipitaciones de la región, con el consecuente incremento de las inundaciones y el desborde del caudal de los ríos, mientras que en el norte, el noreste y el sudoeste de Suramérica lloverá cada vez menos, por lo que se intensificarán las sequías y la aridez de los suelos.
Otros dos factores preocupantes para la experta son, por un lado, la pérdida de nieve y hielo en la porción tropical y sur de los Andes, y, por otro, el «aumento relativo» del nivel del mar, que avanzó a un ritmo «más rápido» que la media global.
«Lo que es importante destacar es que esto es lo progresivo, pero podemos tener eventos extremos de aumento del nivel del mar (…). No es lo mismo una sudestada con un nivel del mar normal que elevado unos veinte centímetros», señaló la meteoróloga.
EMISIONES AL LÍMITE
El informe del IPCC concluyó que la temperatura actual del planeta es 1,1 grados superior al periodo preindustrial (1850-1900), aproximándose de esta forma al horizonte de 1.5 grados contemplado en el Acuerdo de París.
Según Vera, para mantener el termómetro global por debajo de ese 1.5 grados centígrados habría que reducir las emisiones «un 45 % por década», alrededor de un 5 % cada año, una cifra «equivalente a lo que se dejó de emitir en 2020 por la pandemia».
Pero la integrante del IPCC no está de acuerdo con delegar esta responsabilidad únicamente en los países que más emiten, «porque en el fondo la raíz del problema es global».
«Teniendo en cuenta la globalización de nuestras economías, no va a ser posible que algunos países transicionen a energía renovable y otros se queden en el petróleo. El planeta tiene que estar comprometido, y lo está, creo yo, en transiciones ecológicas, energéticas, de transporte y de la agricultura y la ganadería», dijo.
UNA ESPERANZA DE FUTURO
La publicación del informe del IPCC coincidió con unos incendios devastadores en el Mediterráneo y en Estados Unidos, por lo que múltiples medios de comunicación ligaron ambas noticias, con fotografías y titulares desoladores.
Para la experta en Meteorología, esas portadas «no ayudan» en la comprensión del cambio climático, «porque dan la percepción de que estábamos en condiciones normales y de repente cambiamos, y no es así».
«Está claro que los medios ayudan, pero no creo que ayude tanto poner que el planeta se acaba mañana. Hay que manejar un nivel razonable de preocupación», aseveró.
En cualquier caso, Carolina Vera confía en que todavía es posible evitar las previsiones más catastróficas, especialmente por la creciente movilización de los jóvenes.
«Eso ha hecho crecer la percepción de toda la sociedad, de que es un tema a atender, de una manera que nosotros (los científicos) no podíamos lograr. Creo que eso ha hecho que los gobiernos presten atención y también ha influido en las familias», apostilló la experta argentina.