La Paz, 23 de agosto de 2021 (EFE) – Cafés amigables con los pájaros, chocolates orgánicos producidos por los indígenas bolivianos lecos y aceites y jabones hechos por mujeres t’simanes y mosetenes son parte de la oferta de Origen Eco de las Aves, una cafetería y tienda en La Paz que narra a sus clientes la historia detrás de cada producto.
La iniciativa fue gestada por Chomateo Srl, una empresa social conformada por la Asociación de Productores de Café Ecológico Regional de Larecaja (APCERL) y Chocolecos, la organización de los lecos productores de cacao, ambas en el norte de La Paz.
Estos productores, junto a las indígenas t’simanes y mosetenes de la reserva de la biosfera y tierra comunitaria de origen Pilón Lajas, en el norte paceño, decidieron tener un lugar donde ofrecer el café, cacao y jabones artesanales que producen, explicó a Efe Sandra Alcón, una de las jóvenes baristas de Origen.
«El objetivo principal es que el cliente que venga a la tienda, pueda conocer la procedencia del producto y es por eso que se llama Origen. Y que ellos al comprar sepan que están apoyando a la sostenibilidad del medioambiente y también al desarrollo económico de las familias productoras», manifestó.
La tienda-cafetería está en la zona Sur de La Paz, en el barrio residencial de San Miguel.
Los aliados de las 255 familias campesinas e indígenas que se benefician con esta iniciativa son la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés) y el privado Banco FIE.
PRODUCTOS ECOLÓGICOS
Uno de los productos de Origen es el café Eco de las Aves que producen campesinos del municipio de Teoponte, en Larecaja, con técnicas amigables con el hábitat de más de dos centenares de especies de aves.
Estas técnicas apuntan a la producción bajo manejo agroforestal y libre de químicos.
El café lleva el sello «Bird Friendly» o amigable con las aves que se luce con orgullo en cada empaque, donde también se menciona el nombre de la persona que lo produjo junto a una descripción de los sabores y aromas, y el lugar donde fue cultivado.
También están los Chocolecos, los chocolates hechos a partir de un cacao 100 % nativo y orgánico, destacó a Efe el ingeniero agrónomo Juan Carlos Espinoza, encargado del control de calidad de estos productos en Origen.
Chocolecos es una asociación integrada por 42 familias indígenas de los municipios paceños de Guanay y Teoponte que producen un cacao «de origen silvestre» cuya calidad le valió estar entre los 15 mejores del mundo en el Salón del Chocolate 2017 en París, precisó Espinoza.
La tienda también ofrece jabones artesanales y aceites esenciales elaborados con plantas y flores por las mujeres t’simanes y mosetenes de Pilón Lajas bajo la marca Shan, que en t’simane significa hoja, explicó Alcón.
Estas mujeres se juntaron dentro de una iniciativa de WCS para ver una forma de «generar ingresos económicos para sus familias», comentó la joven.
LA ATENCIÓN
Además de la cafetería y la tienda, Origen cuenta con dos laboratorios, uno de café y otro de chocolate donde Alcón, Espinoza y Ana María Condori, otra joven barista, cumplen rigurosos protocolos para el control de calidad de la materia prima que se ofrecerá a los clientes, a la vez de dar una retroalimentación a los productores para mejorar sus cultivos.
Con el café en las venas, Alcón y Condori se formaron en barismo en Colombia y también aprendieron sobre tostado de café en La Paz.
«Para mí, trabajar aquí es como estar apoyándoles a los productores en el tema económico, que allá su principal entrada económica es el café, y también es ayudar a la conservación del medioambiente», destacó Condori, cuyos padres son parte de la APCERL.
Alcón destacó la enorme «responsabilidad» de tener que calificar el fruto de básicamente un año de esfuerzo de los cafetaleros, una labor que asegura cumplir con pasión y minuciosamente para ayudarles a mejorar la calidad.
Aunque Espinoza se crio en el Altiplano paceño en una familia de lecheros, se apasionó por la producción del cacao al hacer su tesis de grado que también le llevó a conocer a los Chocolecos, a quienes da asistencia técnica en toda la cadena productiva.
El ingeniero espera que a partir de la tienda-cafetería «se pueda resaltar» el trabajo de los productores quienes también «se dedican a conservar los ecosistemas».
«Lo que nos motiva es que la gente vaya conociendo el trabajo detrás del producto, que no se quede simplemente en que alguien va y compra un chocolate, sino que sepa de dónde viene», manifestó.
Al fin y al cabo, «uno tiene que conocer el origen de lo que consume», concluyó.